tag:blogger.com,1999:blog-4118736734196445282024-03-06T08:16:49.139+01:00Grecia, Patria de DiosesDe los dioses no me es dado saber si existen o no existen, ni tampoco como están formados, pues su invisibilidad y la brevedad de la vida me impiden saberlo... (Protágoras de Abdera)JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.comBlogger46125tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-22796090006154526152013-11-03T20:52:00.000+01:002013-11-03T20:56:21.621+01:00Mistras y el valle del Eurotas<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmYVZ6nBzkK3ilfDANcrmVsJZESHhhY3L3a18AwYT8713xZTHDpcNvlIC5GZZ_5fLzFEa0UmQdKuHMaRMNMQzYOjcpgRk08nYT7bz1xcEQ_gtl0POi_F0oTfteTVKqAs6b6x_jTfVJ89E/s1600/NAUPLIA6.BMP" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmYVZ6nBzkK3ilfDANcrmVsJZESHhhY3L3a18AwYT8713xZTHDpcNvlIC5GZZ_5fLzFEa0UmQdKuHMaRMNMQzYOjcpgRk08nYT7bz1xcEQ_gtl0POi_F0oTfteTVKqAs6b6x_jTfVJ89E/s640/NAUPLIA6.BMP" width="402" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Muestras de una religiosidad viva. Foto: j.cerderia</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La carretera que desde Githio lleva al
Norte sube una pequeña cuesta y entra luego en una zona casi llana de escasa
vegetación y tierras sin cultivar. Unos kilómetros a nuestra derecha vamos
dejando el amplio valle del Eurotas mientras, a nuestra Izquierda, la imponente
mole del Taigeto se yergue desafiante hasta el mismo cielo. Es media mañana y
el Sol, el implacable Sol de Agosto, ya alto en el horizonte, parece querer
achicharrar la escasa y pardusca vegetación. También nuestro vehículo es como
un reflejo del calor exterior y el aire acondicionado comienza a ser
insuficiente. La carretera, reverberando bajo ese Sol despiadado, sigue
zigzagueando monótonamente en su discurrir hacia Esparta. De pronto, un casi
invisible cartel anuncia las ruinas de Amiclas, el lugar donde los arqueólogos
encontraron dos piezas de oro que figuran entre las más bellas del mundo: son
los vasos de Vafio. Y también aquí, no lejos del lugar donde se encontraron las
joyas citadas, había un importante templo de Apolo y, ¿cómo no?, la tumba de su
querido Jacinto.</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMcqly86dRZWabmwYvrriJDUZXAgpQh2va0EVlcZ18WVwFuoXx_t7wwA-CJObCz9QSGxqJj55W62uwnglnNtEVq1q_rdcneQ7nwBR6FotPZtRZzwbpJeRtd3kC6uh1suU_AUvjUSn33Qk/s1600/Amiclas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMcqly86dRZWabmwYvrriJDUZXAgpQh2va0EVlcZ18WVwFuoXx_t7wwA-CJObCz9QSGxqJj55W62uwnglnNtEVq1q_rdcneQ7nwBR6FotPZtRZzwbpJeRtd3kC6uh1suU_AUvjUSn33Qk/s320/Amiclas.jpg" width="236" /></a></div>
<h4>
<span lang="ES-TRAD">Amiclas.</span></h4>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-TRAD">Lacedemón</span></b><span lang="ES-TRAD">, hijo de Zeus y <b>Táigete</b>,
la pléyade epónima de los montes que separan Laconia de Mesenia, fue el primer
rey de Esparta, ciudad a la que también se llama Lacedemonia en recuerdo suyo.
A su vez, <b>Esparta</b>, su esposa, era
hija del dios-río <b>Eurotas</b> y, por
razón desconocida, la ciudad adoptó su nombre y no el de su marido. En todo
caso, a los habitantes de Esparta todavía se les sigue llamando lacedemonios
con preferencia a cualquier otro gentilicio. Lacedemón y Esparta tuvieron
numerosos hijos entre los que se recuerda especialmente a <b>Amiclas</b>, padre de <b>Hiacinto</b>
y epónimo de la ciudad que nos ocupa, y a <b>Eurídice</b>
quien, casada con <b>Acrisio</b>, tuvo a <b>Dánae</b>. A su vez, Dánae, poseída por
Zeus en forma de lluvia de oro, fue madre del héroe argivo <b>Perseo</b>. </span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #134f5c;"><i>Jacinto, o Hiacinto, tuvo como
pretendiente a <b>Támiris</b>, el mítico y
rechoncho poeta, que fue el primer hombre que se enamoró de alguien de su mismo
sexo y que, habiendo tenido a <b>Lino</b>
por maestro, tocaba maravillosamente la lira. Pero a Jacinto también lo
cortejaba <b>Apolo</b>, a su vez, el primer
dios que tuvo inclinaciones similares a las de Támiris. Y si la disputa ya era
importante, un tercer pretendiente la enconó aún más: éste fue <b>Bóreas</b>, el Viento del Norte, quien, no
obstante, parece que fue rechazado por Jacinto. Pero Bóreas era un mal perdedor
y cuando, en cierta ocasión, Apolo y Jacinto se divertían lanzando el disco, el
malvado viento desvió su trayectoria y el disco hizo impacto en la cabeza de
Jacinto provocando su muerte instantánea. Mucho lloró Támiris, y no menos Apolo
quien hizo múltiples intentos por resucitarlo, aunque todos fueron
infructuosos. Al final, deseando tener presente su recuerdo, de la tierra
regada con la sangre de Jacinto hizo brotar una bella flor...</i>(1)</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1">
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Desde la antigua Amiclas al centro de
Esparta hay apenas diez kilómetros, pero los barrios periféricos,<!--[if gte vml 1]><v:shapetype
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</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><!--[endif]--></span>con sus casas paralelepipédicas pintadas de blanco y de aspecto mediterráneo pobre, aparecen ya mucho antes. La carretera que seguimos forma la calle principal de Esparta (llamada <i>Paleólogo</i>), una calle ancha con calzadas separadas por una mediana de tierra y aceras espaciosas, onduladas y polvorientas. Numerosos barracones de aperos agrícolas se intercalan entre las tiendas de ropa y comestibles denotando el carácter rural de esta capital provinciana. El tráfico es escaso y lento, y no hay turistas...</div>
<div>
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Esparta no es una ciudad atractiva. Quizá
por eso, en cuanto llegamos a la cuadrangular plaza principal, giramos a la
izquierda y tomamos la calle Licurgo, el comienzo de la carretera que lleva a
Mistras, el impresionante conjunto de ruinas medievales esparcidas por la
empinada ladera del Taigeto.</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihY5ZZ_CjK_3_MG233ybyQGGkJRt3f3Eo1Qd5aK5AQDQrePvhJDHyZV3o2Na4cga3gGH_Yee6Z2hLM7Vdthi-SJgZbIhQQx1rR9fLSvP469SmZH5UCPyDqEGWoItQq7oDJhk8W6sjgEYg/s1600/MISTRA4.BMP" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="411" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihY5ZZ_CjK_3_MG233ybyQGGkJRt3f3Eo1Qd5aK5AQDQrePvhJDHyZV3o2Na4cga3gGH_Yee6Z2hLM7Vdthi-SJgZbIhQQx1rR9fLSvP469SmZH5UCPyDqEGWoItQq7oDJhk8W6sjgEYg/s640/MISTRA4.BMP" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Los restos de la Florencia de oriente. Foto: j.cerdeira</span></td></tr>
</tbody></table>
<h4>
<span lang="ES-TRAD">Mistras.</span></h4>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
Mistras fue la capital del medieval “despotado” de
Morea, un conjunto de casas, palacios e iglesias bizantinas construidos en
torno a un inexpugnable castillo franco y mirando al fértil valle del Eurotas.
Según parece, todo <i>ocurrió en aquella
edad que, según la enciclopedia, en vez de entera fue media pues murió la otra
mitad... </i>Una edad en que los caballeros cristianos, como Guillermo de
Villehardouin, se iban a las cruzadas y, a la vuelta, como por no regresar con
las manos vacías, aprovechaban para saquear Constantinopla o hacerse fuertes en
el Peloponeso (llamado entonces Morea). Y así fue como el franco citado mandó
construir este imponente castillo. Luego los bizantinos se apoderaron de él, le
añadieron una ciudad en torno suyo y la
convirtieron en una “Florencia de Oriente”, en un foco de irradiación de la
vieja cultura griega (y de la no tan vieja cultura bizantina) hacia todo el
Occidente cristiano. Y así llegó aquí el renacimiento...</div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Pero Mistras, en su corta vida, tuvo
numerosos avatares pasando de guerra en guerra y de mano en mano (francos,
bizantinos, turcos, venecianos...) hasta quedar convertida en las extensas e
impresionantes ruinas actuales. Los turistas (principalmente franceses, que
para algo el castillo es franco) sudan la gota gorda subiendo y bajando los empinados
senderos que llevan del monasterio al <!--[if gte vml 1]><v:shapetype id="_x0000_t75"
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</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><!--[endif]--></span>castillo y del palacio a las iglesias. Es una visita dura, para hacer fuera de las horas de máximo calor, pero, para quien visite el Peloponeso, una visita absolutamente imprescindible.</div>
<div class="Estndar1">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De regreso de la visita, con el cansancio
en las piernas y el sudor aún en la frente, aprovechamos para tomar la
carretera que se dirige a Kalamata y acercarnos a la garganta de Langhada, en
pleno Taigeto, a sólo unos cinco kilómetros de Mistras y a algo más de Esparta.
El río está seco en esta época del año, y nada nos diría este áspero y rocoso
cauce si no fuera por los recuerdos que llegan a nuestra mente, recuerdos que
nos transmiten extraños sentimientos y nos encogen el corazón. Sí, éste es el
sitio. Aquí, en el mismo siglo en que Atenas tocaba, con Pericles, la gloria,
Esparta, los espartanos, abandonaban a sus hijos enfermos o débiles para que
murieran de inanición...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div>
<i style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD"><span style="color: #134f5c;">Nacido
un hijo, no tenía el padre derecho a criarlo sino que, tomándolo en brazos,
debía llevarlo junto a los más ancianos para que estos reconocieran al niño. Si
lo encontraban sano y robusto decidían criarlo, mas, en caso contrario,
mandaban que se le llevara a las “apotetas”, un lugar profundo junto al Taigeto...
porque, si el parto no le había proporcionado un cuerpo bien formado, tanto
para sí como para la ciudad, más valía esto que el vivir.</span> </span></i><span lang="ES-TRAD" style="text-align: justify;">(Plutarco: Vida de Licurgo)<i>.</i></span></div>
<div>
<span lang="ES-TRAD" style="text-align: justify;"><i><br /></i></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">La impresión fue intensa, y el regreso
silencioso, muy silencioso. Sólo cuando, unos kilómetros antes de llegar a
Esparta, vimos anunciado el pequeño cámping “Mystras” nos animamos de nuevo.</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">- ¿Tendrá piscina?</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">- Hombre, supongo que sí...</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">- Sí, sí. ¡Mira!</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">
</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Estacionamos nuestra “casa” y nos
relajamos. Luego, entre mito y chapuzón, entre chapuzón y mito fue pasando la
tarde.</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">
</span></div>
<div>
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">1.- </span><span lang="ES-TRAD"><span style="font-size: x-small;">La flor citada es una variedad de lirio, y no el jacinto europeo.
Por otra parte, la fertilización del suelo por la sangre recuerda el rito de la
aspersión consistente en la fertilización del suelo con la sangre de un niño
sacrificado. Véase más adelante.</span></span></div>
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<br />
<!--[endif]--></div>
</div>
</div>
JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-91268055777204846412013-08-02T12:34:00.000+01:002013-11-03T20:58:08.891+01:00Gythio: La primera noche<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<img height="400" src="http://www.greek-costumes.com/history/1821/mavromixal_petrobehs.jpg" width="276" /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #134f5c;">Petrobey Mavromichalis</span></div>
<div class="TITULO1">
<span lang="ES-TRAD"> </span> </div>
<div class="TITULO1" style="text-align: justify;">
El camino desde Kotronas a Githio lo
hicimos vía Areopoli. Ello nos permitió disfrutar nuevamente de su maravillosa
plaza y de sus abarrotadas terrazas donde, observados de cerca por la blanca
estatua de <b>Petrobey Mavromikalis</b>, aprovechamos para tomar un agradable
aperitivo. Desde allí una carretera estrecha, pero bien pavimentada, cruza un
suave puerto sobre el Taigetos y accede a la llana franja litoral que bordea el
golfo de Laconia.</div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><b>Lacón</b> era hermano de <b>Aqueo</b> y ambos
hijos de <b>Lápato</b>, un rey arcadio que a su muerte repartió el reino entre los dos
hijos: la parte Norte correspondió a Aqueo, y se llamó Acaya en recuerdo suyo,
mientras que la parte Sur correspondió a Lacón, y ahora lleva su nombre:
Laconia.</span></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Unos kilómetros antes de llegar a Githio,
la carretera cruza una zona de marismas que una playa de fina arena separa del mar. Es la zona de los
cámpings: uno, dos, tres... y entramos. Había llovido mucho, sin duda, y todo
estaba inundado. Los campistas ponían a secar sus húmedas pertenencias e
intentaban eliminar el barro de la entrada de sus tiendas; un camión bomba
aspiraba los últimos restos de lodo de una profunda zanja y el Sol, colaborando
en lo que podía, calentaba con fuerza en un intento por dejar todo nuevamente
seco. Y nosotros no nos asustamos (las aguas no podían subir mucho pues el mar
estaba al lado) y aparcamos nuestra autocaravana en pleno barrizal.</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">No nos arrepentimos de nada, y la
estupenda playa nos hizo felices durante las pocas horas que pudimos
disfrutarla.</span></div>
<div class="Estndar1">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="262" src="http://farm1.staticflickr.com/100/314251396_1850d01160_o.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #134f5c;">El golfo de Laconia, en el Peloponeso</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="Estndar1" style="text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD"></span></div>
<div class="Estndar1">
<b>Githio.</b> </div>
<div class="Estndar1">
<br /></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Al parecer, <b>Heracles</b> tenía muy “malas
pulgas” y se encolerizaba con facilidad; por eso no es de extrañar que
cometiera más de un asesinato inexplicable. Y uno de estos fue el de <b>Ifito</b>, el
buen hijo del rey de Ecalia <b>Melanio</b>. Se decía que <b>Autolico</b>, el famoso ladrón,
había robado unos bueyes de Melanio, y lo había dispuesto todo de tal manera
que todas las pruebas conducían a sospechar que el robo había sido cometido por
Heracles. Fue entonces Ifito a visitarle a Tirinto para comprobar la veracidad
de tal suposición, y aunque no le dijo nada, Heracles se dio cuenta de que Ifito sospechaba de él. Subióle, pues, a lo alto de una torre y le mostró todas las vacadas que había en derredor, y le preguntó:</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- ¿Acaso alguno de esos bueyes es
tuyo?</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Ciertamente, no. -Contestó Ifito.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Entonces, ¿por qué me acusas en tu
mente?</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Y, al tiempo que hacía la pregunta,
daba un empujón a Ifito y lo tiraba desde la torre causándole la muerte.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Después de este asesinato, Heracles se
sintió culpable y tenía pesadillas
nocturnas, por lo que decidió visitar a <b>Neleo</b>, en Pilos, para que lo
purificara. Pero Neleo, que era amigo de Melanio y se negó. Ante esta
situación, Heracles decidió viajar hasta Delfos y preguntar al oráculo de <b>Apolo</b>
qué debía hacer para tranquilizar su conciencia. La pitonisa escuchó
atentamente su pregunta y contestó:</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Asesinaste a un huésped y yo no tengo oráculos para los
que son como tú.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Bien, -dijo Heracles- en ese caso me
veré obligado a instituir un oráculo propio...</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span style="color: #45818e;"><span lang="ES-TRAD">Y arrancando el trípode en que se
sentaba la pitonisa, se marchó con él. </span>El asunto era muy serio pues, como es
sabido, Apolo no permitía la menor ofensa a cualquiera de sus pitonisas, y, al
menos aparentemente, Heracles tenía motivos para sentirse molesto por el
tratamiento recibido. Así pues, la lucha fue inevitable y Apolo y Heracles
lucharon noblemente sin que ninguno de ellos prevaleciera. Finalmente, tuvo que
ser <b>Zeus</b> quien los separara con un rayo, y ellos cortésmente, aceptaron el
veredicto y se dieron cordialmente la mano. En señal de reconciliación, ambos
fundaron la ciudad de Githio, en cuya plaza ahora se hallan juntas las imágenes
de ambos.</span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span style="color: #45818e;"><br /></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Por supuesto que, después de la
reconciliación, la pitonisa ya no tuvo inconveniente en emitir su oráculo: en
él se condenó a Heracles a servir como esclavo, y durante un año, a la reina
<b>Onfale</b> de Lidia.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Hoy Githio es un pequeño centro turístico
sin ninguna conexión con el pasado. Su aspecto decadente y sus bellas playas
atraen a numerosos turistas alemanes y franceses. Su islita de Maratonisi queda
como recuerdo de una noche de amor hace ya mucho, mucho tiempo.</span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD"></span></div>
<h3 style="text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD"><img alt="Image" height="400" src="http://donluisillo.files.wordpress.com/2012/05/helena-de-troya.jpg?w=590" width="280" /></span></h3>
<h3>
<span lang="ES-TRAD"><b><br /></b></span></h3>
<h3>
<span lang="ES-TRAD"><b>La primera noche.</b></span></h3>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><b><br /></b></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><b>Prometeo</b> anunció que el hijo que
tuviera la nereida <b>Tetis</b>, cualquiera que fuera su padre, sería más poderoso que
él, lo cual, como es lógico, ahuyentó de inmediato a sus pretendientes divinos
que no deseaban verse destronados por un descendiente más poderoso que ellos.
Ante tal situación, <b>Zeus</b>, <b>Poseidón</b> y los demás dioses tuvieron que buscar a un
mortal que aceptara casarse con ella. Y es aquí donde aparece <b>Peleo</b> como el hombre dispuesto a
aceptar a ese hijo más poderoso que su padre (parece ser que la voluntad de la
propia Tetis no fue tenida muy en cuenta).</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Para compensar la afrenta, los dioses
olímpicos decidieron asistir a la boda que iba a celebrarse en el monte Pelión,
pero, al repartir las invitaciones, voluntaria o involuntariamente, se
olvidaron de <b>Eride</b>, la Discordia.
Todos se vistieron con sus mejores galas comprendiendo que aquella era una
ocasión única para lucir sus <i>palmitos</i>,
pues tampoco los dioses tienen demasiadas ocasiones para exhibirse. ¡Había que
ver los hermosos trajes de <b>Hera</b>, y
de <b>Afrodita</b>, y qué decir del de <b>Atenea</b>! Las tres se sentían reinas
indiscutibles de la belleza. Cada una, mirando de soslayo a sus rivales, daba
muestras, no obstante, de seguridad en sí misma desafiando con su porte y su
andar a las demás.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">La Discordia, mientras tanto, sufría su
fracaso observando desde lejos la reunión. Pero no estaba dispuesta a pasar
desapercibida. Y aquella rivalidad entre las más bellas le dio una idea
brillante: cuando más distraídas estaban las tres diosas, lanzó una hermosa
manzana de oro con una dedicatoria que decía<i>
para la más bella</i>. Ni que decir tiene que las tres diosas intentaron
cogerla creyendo, cada una, ser su indiscutible destinataria. Así la discordia
estaba servida. Ante el cariz que tomaba el asunto, <b>Hermes</b> avisó rápidamente a Zeus, pero el del poderoso rayo temió
inmiscuirse en un asunto de mujeres y dio una opinión poco comprometida
afirmando que las tres estaban igualmente bellas. Por supuesto que tal opinión
dejó insatisfecha a cada una de las diosas. Acordáronse, entonces, de que en el
monte Ida, cerca de Troya, había sido abandonado un niño pequeño y que, criado
por los animales salvajes, era perfectamente inocente y nunca osaría mentir.
Bueno sería llamarlo y que él emitiera juicio</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Cuando, veloces como sólo los dioses
pueden serlo, llegaron con <b>Paris</b>,
que así se llamaba el jovencito, a donde se celebraba la reunión, la tensión
era máxima. Hermes, convertido en maestro de ceremonias del divinal concurso,
mandó que se retirara todo el mundo para no influir sobre el muchacho, luego le
explicó qué se esperaba de él y le deseó suerte. Paris, sin darse cuenta de la
trascendencia del juicio que iba a fallar, estaba muy tranquilo.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Y bien, ¿debo observar a las tres
juntas o, mejor, una a una, por separado? -preguntó Paris a Hermes.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Como prefieras -replicó Hermes.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Bien, lo haré por separado -comentó
Paris, y guiñando un ojo continuó- ¿Y debo observarlas tal como están o sería
prudente, tal vez, pedirles que se desnudaran?</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Hermes se sorprendió un poco de lo
espabilado que parecía el muchacho pero, no queriendo inmiscuirse, dejó que él
mismo eligiera como debería ser el concurso. Y Paris, digamos que no queriendo
dejarse influir por las vestiduras, optó por la total desnudez de las diosas. Y
así, una vez aclarado todo, sólo quedaba comenzar. </span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Fue la primera la poderosa mujer de
Zeus, la nívea Hera cuya belleza y porte eran proverbiales. Aunque la diosa estaba
convencida de su victoria pensó que nunca estaba de más asegurarse, así que,
sin rodeos inútiles, le prometió a Paris convertirlo en el más poderoso rey de
la tierra. Paris se quedó impresionado por la belleza mostrada por Hera y
también por su ofrecimiento, pero aunque joven, no se precipitó a emitir
juicio.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">En segundo lugar se presentó la invicta
Atenea, altiva y desafiante. También ella estaba segura de su victoria, no
obstante, y por si acaso, ofreció al joven convertirlo en guerrero invencible e
inmortal. Paris tomó buena nota, y la oferta le sedujo especialmente, tanto que
ya casi tenía tomada la decisión...</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Pero faltaba la rubia Afrodita. Las
airadas protestas de Hera y Atenea hicieron reaccionar a Paris, y es que
Afrodita se presentaba con su famoso ceñidor, lo que la hacía totalmente
irresistible. Hubo un momento de tensión... hasta que intervino Hermes calmando
a las diosas. Y tras una intensa deliberación, finalmente, Afrodita aceptó
quitarse el ceñidor: Atenea y Hera respiraron. Entonces, ya a solas, Afrodita
decidió propiciar al máximo al jovencito, y le dijo:</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Si me eliges a mí no habrá mujer
sobre la tierra que se te resista. Podrás tener a la más bella del mundo.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Paris pensó por un momento, y luego
dijo:</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Bien, ¿y cuál es la mujer más bella
del mundo?</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Sin ninguna duda, -contestó la diosa-
la rubia <b>Helena</b>, la mujer del
lacedemonio Menelao.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- ¿Y será mía?</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">- Por supuesto.</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Y ahí terminó el juicio. Y así comenzó
una guerra...</span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><br /></span></span></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">...Pues, abandonados sus queridos
bueyes, fuese Paris a Esparta a cobrar su trofeo, y allí encontró a Helena. ¿Se
cumplió lo prometido por Afrodita? ¿La raptó Paris? Decía el poeta:</span></span></div>
<div class="CITAPOETICA" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">A Helena, sabia como era, un boyero
raptóla</span></i></span></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">¿o ella más bien al boyero raptó con sus
besos?</span></i></span></div>
<div class="CITAPOETICA" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span style="color: #45818e;"><span lang="ES-TRAD"> Sea como fuere, ambos salieron de Esparta y
llegaron hasta aquí, hasta la isla de Cránae (actual Maratonisi)<span style="font-family: Times New Roman, serif;">(1)</span></span><span lang="ES-TRAD"> donde los amantes fueron sorprendidos por la noche, su primera
noche:</span></span></div>
<div class="CITAPOETICA" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">-No presumas ya más, satirillo, que un
beso no es nada.</span></i></span></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">-No será nada, pero hay gran deleite en
el darlo.</span></i></span></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">-Me lavo la boca y escupo ese beso
enseguida...</span></i></span></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">-¿Te lavas la boca? Pues trae que de
nuevo te bese.</span></i></span></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">-Besa mejor a tus chotos, que yo no soy
muchacha soltera(2).</span></i></span></div>
<div class="CITAPOETICA" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAPROPIA1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;">Y por la mañana, dándose a la vela
camino de Ilión, felices y enamorados:</span></span></div>
<div class="CITAPOETICA" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><i><span style="color: #45818e;">Bogaban alegres...</span></i></span></div>
<div class="CITAAJENA" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"><i>cortando las salobres espumas con afilada
proa.</i>..<span style="font-family: Times New Roman, serif;">(3)</span></span></span></div>
<div class="CITAPOETICA" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="color: #45818e;"> Cuando Paris raptó a Helena no esperaba tener
que pagar el ultraje: ¿Habían sido los cretenses llamados a cuentas cuando
raptaron a <b>Europa</b> para Zeus? ¿Se les había pedido a los argonautas que pagasen
por el rapto de <b>Medea</b> en Cólquide? ¿O a
los atenienses por el rapto de la cretense <b>Ariadna</b>? ¿O a los tracios por el de
la ateniense <b>Oritía</b>? ¿Y qué decir de <b>Hermíone</b>, la propia hermana de <b>Príamo</b>?</span></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Nos gustaba Githio, pero el tiempo se
había acabado. Y emprendimos nuestro camino hacia el Norte. </span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Pablo, mapa en
mano, todavía tuvo tiempo de preguntar:</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">- No entiendo. Homero dice que Helena y
Paris llegaron aquí navegando pero, si venían de Esparta, que está en el
interior, y éste es su puerto natural...</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">- Mira bien y verás que el Eurotas, el río
que pasa por Esparta, no desemboca en Githio, sino unos veinte kilómetros más
al Este. ¿Quién te dice a ti que el viaje no se hacía, entonces, bordeando el
río? Seguramente habrían dejado allí el barco y luego navegaron siguiendo la costa...</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">- Ya, hacia el Oeste, ¿no? Pero papi, tú
sabes donde queda Troya?</span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Estndar1" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">No contesté, pero me quedé pensando... </span></div>
<div class="Estndar1">
<br /></div>
<div class="Estndar1" style="tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<br /></div>
<div>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1">
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">1.-<span style="font-size: 7pt;"> </span></span><span lang="ES-TRAD">Dice Paris a Helena, recordando tiempos mejores: ...<i>después de robarte, partimos de la amena Lacedemonia
en las naves que atraviesan el ponto, y llegamos a la isla de Cránae, donde me
unió contigo amoroso consorcio</i>. Ilíada III.428</span></div>
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<br />
<!--[endif]--></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">2.- </span><span lang="ES-TRAD">Idilios. Teócrito de Siracusa. Alianza Editorial.</span></div>
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">3.- </span><span lang="ES-TRAD" style="text-indent: 0cm;">La Eneida. Virgilio Maro.</span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="Notaalpie1" style="margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: 36.0pt 72.0pt 108.0pt 144.0pt 180.0pt 216.0pt 252.0pt 288.0pt 324.0pt 360.0pt 396.0pt 432.0pt; text-indent: 0cm;">
<br />
<!--[endif]--></div>
</div>
</div>
JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-59478346460693180722013-05-04T23:07:00.001+01:002013-05-04T23:07:40.000+01:00Afrodita llega al Peloponeso desde la isla de Citera<div align="center">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="640" src="http://mythosyleyendas.files.wordpress.com/2010/01/afrodita.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="453" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #134f5c;">El nacimiento de Afrodita. (William-Adolphe Bouguereau)</span></td></tr>
</tbody></table>
<div align="center">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%;">Afrodita, diosa del
<strong>Deseo</strong>, surgió desnuda de la espuma del mar y surcando las olas en una venera
desembarcó en la isla de Citera; pero como le pareció una isla muy pequeña,
pasó al Peloponeso y, más tarde, a Chipre donde las Estaciones, hijas de Temis,
se apresuraron a vestirla y adornarla.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%;"><span style="color: red; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="color: black; font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Afrodita era la vieja diosa mediterránea que
surgió del <strong>Caos</strong> y a la que también se conocía como <strong>Ishtar</strong> en Siria y Palestina.
Era, por tanto, una diosa extranjera, que llegó a Grecia pasando por la isla de
Citera, una etapa en la navegación entre Creta y el Peloponeso. Siempre estuvo
relacionada con el mar (nació de la espuma y llegó a Citera flotando sobre una
concha) y el amor (se la hace madre, entre otros, de Eros).</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%;">Una de sus leyendas más
conocidas es la que le hace intervenir en el juicio de <strong>Paris</strong> (ver Githio) donde
triunfa sobre <strong>Hera</strong> y <strong>Atenea</strong>; pero esta victoria le supuso embarcar a dos
pueblos, y a sí misma, en una guerra. Ella, a diferencia de Atenea, no tenía
cualidades guerreras (al contrario: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">...brotaban
hierbas y flores dondequiera que pisase</i>) por lo que, de su única
intervención en Troya salió levemente herida. <strong>Zeus</strong> se lo dijo bien claro: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">A ti, hija mía, no te han sido asignadas las
acciones bélicas: dedícate a los dulces trabajos del himeneo y deja que <strong>Ares</strong> y
Atenea se ocupen de aquéllas.</i> (Ilíada).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%;">Aunque el juicio de
Paris fue fraudulento, todos los dioses estaban de acuerdo en que Afrodita era
la más bella. Hasta Zeus, a veces considerado su propio padre, estaba enamorado
de ella, pero no queriendo cometer incesto y habiéndose dado ya tantas duchas
frías al estilo jesuítico, un día se enfadó y decidió vengarse casándola con el
más feo de los dioses, con el cojo <strong>Hefesto</strong>. Ella aceptó obedientemente, pero
luego lo engañaba con el apasionado Ares. Y el amorío, que al principio se
llevó con discreción, finalmente acabó llegando a oídos de Hefesto, y he aquí
lo que pasó contado por el mismo <strong>Homero</strong>:<o:p></o:p></span></div>
<div align="center">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #365f91; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-themecolor: accent1; mso-themeshade: 191;"><span style="font-family: Calibri;">Mas el aedo, pulsando la cítara,
empezó a cantar hermosamente los amores de Ares y Afrodita, la de bella corona:
cómo se unieron a Hurto y por primera vez en casa de Hefesto, y cómo aquel hizo
muchos regalos e infamó el lecho marital del soberano dios. El Sol, que vio el
amoroso suceso, fue enseguida a contárselo a Hefesto, y éste, al oír la
punzante nueva, se encaminó a su fragua, agitando en lo íntimo de su alma
ardides siniestros, puso encima del tajo el enorme yunque y fabricó unos hilos
inquebrantables para que permanecieran firmes donde los dejara. Después que,
poseído de cólera contra Ares, construyó esta trampa, fuese a la habitación en
que tenía el lecho y extendió los hilos en círculo y por todas partes,
alrededor de los pies de la cama y colgando de las vigas, como tenues hilos de
araña que nadie hubiese podido ver, aunque fuera alguno de los bienaventurados
dioses, por haberlos labrado aquel con gran artificio. Y no bien acabó de
sujetar la trampa en torno de la cama, fingió que se encaminaba a Lemnos,
ciudad bien construida, que es para él la más agradable de todas las tierras.
No en balde estaba al acecho Ares, que usa áureas riendas, y cuando vio que
Hefesto, el ilustre artífice, se alejaba, fuese al palacio de este ínclito
dios, ávido del amor de Citerea, la de hermosa corona. Afrodita, recién venida
de junto a su padre, el prepotente Cronión, se hallaba sentada, y Ares,
entrando en la casa, tomóla de la mano y así le dijo: “Ven al lecho, amada mía,
y acostémonos, que ya Hefesto no está entre nosotros, pues partió sin duda
hacia Lemnos...” Así se expresó, y a ella parecióle grato acostarse. Metiéronse
ambos en la cama y se extendieron a su alrededor los lazos artificiosos del
prudente Hefesto, de tal suerte que aquéllos no podían mover ni levantar
ninguno de sus miembros, y entonces comprendieron que no había medio de
escapar. No tardó en presentárseles el ínclito Cojo de ambos pies, que se
volvió antes de llegar a la tierra de Lemnos, porque el Sol estaba en acecho y
fue a avisarle. Encaminóse a su casa con el corazón triste, detúvose en el
umbral y, poseído de feroz cólera, gritó de un modo tan horrible que le oyeron
todos los dioses: “¡Padre Zeus, bienaventurados y sempiternos dioses! Venid a
presenciar estas cosas ridículas e intolerables: Afrodita, hija de Zeus, me
infama de continuo, a mí, que soy cojo, queriendo al pernicioso Ares porque es
gallardo y tiene los pies sanos, mientras que yo nací débil; mas de ello nadie
tiene la culpa sino mis padres, que no debieron haberme engendrado. Veréis cómo
se han acostado en mi lecho y duermen, amorosamente unidos, y yo me angustio al
contemplarlo. Mas no espero que les dure el yacer de este modo ni siquiera
breves instantes, aunque mucho se amen: pronto querrán entrambos no dormir,
pero los engañosos lazos los sujetarán hasta que el padre me restituya íntegra
la dote que le entregué por su hija desvergonzada. Que ésta es hermosa, pero no
sabe contenerse.” Así dijo, y los dioses se juntaron en la morada de pavimento
de bronce. Compareció Poseidón, que ciñe la tierra; presentóse también el benéfico
Hermes; llegó asimismo el soberano Apolo, que hiere de lejos. Las diosas
quedáronse, por pudor, cada una en su casa. Detuviéronse los dioses, dadores de
los bienes, en el umbral, y una risa inextinguible se alzó entre los
bienaventurados númenes al ver el artificio del ingenioso Hefesto. Y uno de
ellos dijo al que tenía más cerca: “No prosperan las malas acciones y el más
tardo alcanza al más ágil; como ahora Hefesto, que es cojo y lento, aprisionó
con su artificio a Ares, el más veloz de los dioses que posee el Olimpo, quien
tendrá que pagarle la multa del adulterio.” Así estos conversaban. Mas el
soberano Apolo, hijo de Zeus, habló a Hermes de esta manera: “¡Hermes, hijo de
Zeus, mensajero, dador de bienes! ¿Querrías, preso en fuertes vínculos, dormir
en la cama con la áurea Afrodita?”<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Respondióle el mensajero Argifontes: “¡Ojalá sucediera lo que has dicho,
oh soberano Apolo, que hieres de lejos! ¡Envolviéranme triple número de
inextricables vínculos, y vosotros los dioses y aun las diosas todas me
estuviérais mirando, con tal que yo durmiera con la áurea Afrodita!” Así se
expresó, y alzóse nueva risa entre los inmortales dioses. Pero Poseidón no se
reía, sino que suplicaba continuamente a Hefesto, el ilustre artífice, que
pusiera en libertad a Ares. Y, hablándole, estas aladas palabras le decía:
“Desátale, que yo te prometo que pagará como lo mandas, cuanto sea justo entre
los inmortales dioses.” Replicóle entonces el ínclito Cojo de ambos pies: “No
me ordenes semejante cosa, ¡oh Poseidón que ciñes la tierra!, pues son malas
las cauciones que por los malos se prestan. ¿Cómo te podría apremiar yo ante
los inmortales dioses, si Ares se fuera suelto y, libre ya de los vínculos,
rehusara satisfacer la deuda?” Contestóle Poseidón, que sacuda la tierra: “Si
Ares huyere, rehusando satisfacer la deuda, yo mismo te lo pagaré todo.”
Respondióle el ínclito Cojo de ambos pies: “No es posible, ni sería
conveniente, negarte lo que pides.” Dicho esto, la fuerza de Hefesto le quitó
los lazos. Ellos, al verse libres de los mismos, que tan recios eran, se
levantaron sin tardanza y fuéronse él a Tracia y la risueña Afrodita a Chipre y
Pafos, donde tiene un bosque y un perfumado altar; allí las Gracias la lavaron,
la ungieron con el aceite divino que hermosea a los sempiternos dioses y le
pusieron lindas vestiduras que dejaban admirado a quien las contemplaba.</span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: #365f91; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-themecolor: accent1; mso-themeshade: 191;"><span style="font-family: Calibri;">Tal era lo que cantaba el ínclito
aedo... <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span></i><span style="color: #365f91; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-themecolor: accent1; mso-themeshade: 191;">(Odisea. Traduc.Luís
Segalá. Espasa Calpe).<o:p></o:p></span></div>
<div align="center">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Y
dado que Ares salió corriendo para Tracia, el bueno de <strong>Apolo</strong> tuvo que pagar la
multa por el adulterio cometido, pero parece ser que lo hizo de buen grado pues
Afrodita, que al parecer estaba de miedo, le recompensó con unos cuantos hijos.
El que seguía disgustado era el padre Zeus a quien nunca se le había resistido
fémina alguna, ya divina ya humana, incluidas sus propias hermanas. Claro que ésta
era su hija... ¡Y, para más "inri" se ponía su famoso ceñidor que,
como es sabido, la hacía totalmente irresistible! No aguantó más y pareciéndole
poca venganza el haberla casado con Hefesto, ahora decidió perfeccionar su
venganza haciendo que se enamorara de un mortal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Y,
a todo esto, el pobre <strong>Anquises</strong> no sabía nada del asunto. Así que, cuando se le
apareció la diosa y hubo de yacer con ella, se asustó: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">quien ve a una diosa desnuda, muere por tal osadía</i>”, recordó. Pero
Afrodita estaba enamorada de él y le perdonó. Fuese feliz Anquises; mas un día
en que había bebido demasiado, escuchó una conversación que ya entonces era
frecuente entre los varones:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">-
Te digo que esa doncella está mucho mejor que la propia Afrodita.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">-
¡Qué me dices...!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Y
Anquises, un poco bebido, no pudo aguantarse e intervino imprudentemente:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">-
Pues yo, habiendo yacido con las dos, puedo aseguraros que no hay color...<o:p></o:p></span></div>
<div align="center">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif";">¡Tremenda
arrogancia! Zeus se encolerizó de tal modo que de inmediato lanzó un rayo
contra el presuntuoso mortal; y de no haber sido por Afrodita, que interpuso su
ceñidor mágico, el pobre <strong>Eneas</strong> se hubiera quedado sin padre que sacar a hombros
de la incendiada Troya.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center">
</div>
JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-21898373436910211272013-04-29T15:44:00.001+01:002013-05-02T22:51:53.764+01:00Yerolimin / Gerolimenas<div align="center">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPOW51ECC-eP6m36cxIJA3nPE8cfqF5NImpGCW8q5EA3ZmAxQXtNB4VUIjBNIkvkXBIAvVCHrjluFfWkrSiQ37rRJXoGrDCbJPftCu_-Pf8DB96ZFbIpF__1LSlCGYyQSTLue2sZVIGZ8/s1600/Gerolimenas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="336" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPOW51ECC-eP6m36cxIJA3nPE8cfqF5NImpGCW8q5EA3ZmAxQXtNB4VUIjBNIkvkXBIAvVCHrjluFfWkrSiQ37rRJXoGrDCbJPftCu_-Pf8DB96ZFbIpF__1LSlCGYyQSTLue2sZVIGZ8/s640/Gerolimenas.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #134f5c;">Gerolimenas / Yerolimin</span></td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div align="center">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El nombre es lo de menos: en Grecia, como en China, las traducciones son variadas. Pero el pueblo vale la pena. Tal vez no llegue a los cien habitantes y posiblemente rebase el siglo de existencia por muy poco, pero vale la pena. Por supuesto que no tiene museos ni bancos, sólo una pequeña oficina de correos; ni siquiera grandes playas, sólo una pequeña cala de ásperos cantos rodados, pero vale la pena. Tiene, eso sí, un par de hotelitos regidos por dos primos, y también dos terracitas..., pero, pare Ud. de contar. Y, sin embargo, volvería a Yerolimin mañana mismo. Hay pueblos que atraen a uno misteriosamente, quizá porque están hechos a tamaño del hombre, quizá porque uno allí se siente rey, no sé, son pueblos que llegan al corazón. Después de tomar el sol sobre los cantos rodados de su pequeña playa, después de bañarme en sus aguas increíblemente transparentes..., me parece que hasta el nombre es bonito: Yerolimin..., no se me olvidará, no: <strong>Yerolimin</strong>...</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después de Yerolimin, la carretera cruza un pequeño promontorio y baja nuevamente hasta el cauce seco de un río. Allí, en su desembocadura, hay una pequeña y solitaria playa de arena de difícil acceso y cuyo atractivo no fue suficiente para hacernos parar: sin duda, las altas torres de <strong>Vathia</strong>, colgadas de un roquedo en la pronunciada ladera del monte, ejercían sobre nosotros una influencia superior. Sin embargo, el Sol del atardecer aplastaba las casas contra la ladera y les hacía perder una parte de su belleza. Si volvemos a Vathia que sea al amanecer, nos dijimos, y continuamos nuestro viaje.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Más allá de Vathia, sólo el fin del mundo, el Finisterre griego, el comienzo del infierno. Allí está el cabo <strong>Ténaro</strong>, y allí la cueva que, con la de <strong>Efira</strong> y el <strong>Eveno</strong>, forman las tres entradas al <strong><a href="http://greciapatriadedioses.blogspot.com.es/2009/10/bajada-al-erebo.html">Erebo</a></strong>. Luego hay un largo y oscuro pasillo y, al final, las profundas y fétidas aguas de la laguna <strong>Estigia</strong>. Pero no quisimos seguir. Con la hermosura de este mar azul, o del cielo pintado de ámbar por el lejano Sol de la tarde..., ¿qué mejor que elevar nuestra vista por encima de la oscuridad, por encima de la noche que nos ofrece la madre tierra? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomamos pues el camino de regreso, el que ha de llevarnos hacia el pueblo turístico de <strong>Kotronas</strong> donde pensamos dormir. La carretera, en su intento por cruzar las últimas estribaciones de las montañas maniotas, sube hasta los impresionantes pueblos de Sikalia y Lagia desde donde la vista se extiende sobre el mar inmenso llegando, incluso, hasta la isla de <strong>Citera.</strong>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-56977521656482714242012-03-02T22:12:00.000+01:002012-03-02T22:12:09.532+01:00Minos, el Minotauro y el Laberinto cretense<div align="center"><span style="color: white;">-</span></div><div style="text-align: center;"><img height="640px" id="il_fi" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0o5gDdOEde-rdKDNSuEK_DFPAxKpllYcC7OReBYBJc9O5I6yottHDYHMgjedoEEKwMNzMzliU56DBDeJwMLw0WwTji-t27nkJxdODQBNZNbvb_ACjUMjr7Fx9oZZ81mRaMFKmtyHmAZIL/s640/rit%C3%B3n+Minotauro.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="427px" /></div><br />
<div style="text-align: justify;">Hace ya horas que el carro del Sol ha sobrepasado el cénit de la bóveda celeste y ahora, cuesta abajo, parece acelerar hacia sus dominios occidentales. Aquí en la playa, unos pocos bañistas sufrimos inmóviles el cálido picor de sus rayos mientras las olas, ajenas a todo, mueren rítmicamente, una y otra vez, sobre la blanca arena. Fernando me mira sudoroso, y pregunta:</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- ¿Qué hay hacia allá?</div><div style="text-align: justify;">- ¿Hacia ahí? Nada, nada; y después, el mar azul; y más allá, más mar; y luego, Creta.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero Creta no es una isla más, Creta es el origen de la gran civilización Minoica, madre, por derecho propio, de la civilización Micénica y, por tanto, abuela de toda la cultura clásica. Sí, allá lejos estará Creta, nuestra ilustre antepasada...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Los cretenses eran, no podía ser de otra manera dada su insularidad, un pueblo marinero; y como buen pueblo marinero daban preeminencia entre los dioses a <strong>Poseidón</strong>. No es, pues, extraño que su rey <strong>Minos</strong>, hermano de <strong>Radamanto</strong> y de <strong>Sarpedón</strong>, todos ellos hijos <strong>Zeus</strong> con la raptada <strong>Europa</strong>, se hubiera comprometido a sacrificar anualmente el toro más hermoso de entre sus ganados al poderoso dios de los mares. Y así lo hizo durante muchos años. Pero aquel año, aquel toro... tenía algo especial, blanco y poderoso como era, y Minos pensó en hacer una pequeña trampa: "<em>si sustituyo al que sin duda es el mejor ejemplar por el que le sigue en excelencia no pasará nada</em>", se dijo. Y lo sustituyó. Pero, ¡poco conocía Minos a los dioses, a pesar de ser hijo del más poderoso de todos ellos! Así, el iracundo Poseidón, sin esperar lo más mínimo, decidió vengarse de la afrenta, y no se le ocurrió mejor idea que la de hacer que <strong>Pasifae</strong>, la joven y bella esposa de Minos, se enamorara apasionadamente del hermoso toro blanco.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Dado que aquella pasión antinatural no parecía fácil de cumplir, Pasifae hubo de recurrir a la ayuda del más genial de los inventores de entonces, al sin par artífice <strong>Dédalo</strong>, aquel que, con su hijo <strong>Icaro</strong>, tendría luego que huir volando hacia Sicilia. Su fama ya era conocida en Atenas, de donde, por cierto, también había tenido que huir(1), y se incrementó al llegar a Creta gracias a unas muñecas articuladas, hechas de madera, que hacían las delicias de la casa real. Pero el reto que ahora le presentaba su reina le pareció bastante más difícil. No obstante, se puso a la tarea, y pensó durante mucho tiempo, y después de tanto cavilar concluyó que lo mejor sería hacer una hermosa vaca de madera, recubierta de piel, con grandes cuernos y que pudiera atraer engañosamente al deseado animal. Y poniendo el máximo esmero en la tarea, como por otra parte hacía siempre con su trabajo, fabricó la artesanal vaca de modo que era casi indistinguible de las de verdad, salvo, claro está, por las necesarias y bien disimuladas portezuelas que tuvo que dejar. Pasofae tuvo que entrenarse en el manejo de las trampillas, cosa no fácil de hacer desde dentro. Luego, llevaron el animal al campo y lo dejaron en la zona donde solía pastar la vacada. Dédalo ayudó a Pasifae a introducirse dentro del engaño y cerró las puertas; lo demás era cosa que su reina debía hacer a solas, y que hizo. Convenientemente colocada, con sus piernas introducidas en los cuartos traseros del animal, abrió la trampilla posterior y esperó. El toro blanco no tardó en acercarse y pronto se sintió atraído por el engaño.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Fruto de aquella pasión antinatural fue el famoso Minotauro al que, por consejo de un oráculo, Minos encerró en un laberinto(2) que previamente había encargado a Dédalo (quien, ciertamente, tanto servía para un roto como para un descosido). Con el extraño animal encerrado, Minos sintió una cierta tranquilidad, mas la vergüenza de lo ocurrido lo seguía torturando. Pasó algún tiempo y, después de muchas noches sin dormir, acabó convenciéndose de que debería eliminar al testigo de tamaña aberración, y decidió matar a Dédalo encerrándolo en el Laberinto, junto al antropófago animal. ¡Claro que no contaba con la astucia del ingeniero! Dédalo huyó del Laberinto volando con sus alas artificiales en un viaje de sobras conocido.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Y ésta es la historia. Lo demás, eso de que <em>el mito indica un casamiento ritual entre la sacerdotisa de la Luna, disfrazada de vaca, y el rey, disfrazado de toro</em>, es interpretación. Nosotros nos quedamos preocupados solamente por saber de qué se alimentaba aquel<em> monstruoso animal de biforme aspecto, de toro y hombre con mezclados miembros</em>.(3)</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero de una cosa sí estamos seguros: si Pasifae puso los cuernos a Minos, y esto pocas veces se podrá decir con más propiedad, tampoco Minos se quedó atrás. Tanto fue así, que sus numerosas infidelidades acabaron por enfurecer a Pasifae, la cual, aprovechándose de sus conocimientos mágicos (era hermana de <strong>Circe</strong> y de <strong>Eetes</strong>, el padre de <strong>Medea</strong>), lanzó contra su marido un pérfido hechizo: cada vez que se acostaba con una mujer eyaculaba, <em>no semen, sino una multitud de serpientes nocivas, escorpiones y ciempiés que hacían presa en los órganos genitales de ella</em>.</div><br />
----------------------<br />
<span style="font-size: xx-small;">1.- Ver Atenas.</span><br />
<br />
<span style="font-size: xx-small;">2.- El nombre de Laberinto deriva del <b>labris</b>, o hacha de doble cara, formada por una luna creciente y una menguante unidas por la espalda, y que era el emblema de la casa real cretense. En cuanto a su forma, puede que fuera sólo un palacio como muestran sus actuales ruinas, o puede que hubiera en el suelo, dibujado en mosaico, un auténtico laberinto cuya función sería la de permitir el baile ritual que Homero nos indica: "Dédalo ideó en Cnosos un suelo, en donde danzar pudiera la rubia Ariadna..."</span><br />
<br />
<span style="font-size: xx-small;">3.- Eurípides sobre el Minotauro, citado por Plutarco.</span>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-11009190520607299612011-10-16T17:14:00.000+01:002011-10-16T17:14:34.129+01:00Hermes Argifonte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></div><span class="Apple-style-span" style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9b/Hermes_Logios_Altemps_33.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" id="il_fi" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9b/Hermes_Logios_Altemps_33.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="368" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;">Como se intuye de los párrafos anteriores, mesenios y arcadios eran famosos como ladrones de ganado, y <b>Hermes</b>, un dios pastoril arcadio de origen pre-helénico a quien los olímpicos, acaudillados por <b>Apolo</b>, aceptaron entre ellos, no podía sino destacar en tales habilidades. La primera de las aventuras imputadas a Hermes así nos lo indica:</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">Hermes, hijo de <b>Zeus</b> y de la pléyade <b>Maya</b>, nació en una cueva del monte <b>Cilene</b>, en Acaya. Creció con una rapidez asombrosa e, inmediatamente, en un descuido de su madre, se escapó y se dedicó a recorrer el mundo en busca de aventuras. Fue la primera de ellas el robo de doce vacas pertenecientes a los rebaños del rey <b>Admeto</b> quien tenía por pastor al propio Apolo, a la sazón, su esclavo, como consecuencia de un castigo impuesto por Zeus. Apolo se dedicó con ahínco a buscar los animales robados pero sin suerte, pues la habilidad de Hermes, al calzar a las vacas con herraduras puestas del revés, le despistó.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">En sus pesquisas, Apolo llegó hasta Pilos y Mesenia, pero sin resultado alguno por lo que, desesperado, decidió ofrecer una recompensa a quien pudiera informarle sobre el paradero del ganado. Atraídos por la oferta, tanto <b>Sileno</b> como sus sátiros decidieron colaborar con el dios pastor, así que se dispersaron por toda Mesenia y recorrieron los montes hacia el Norte, hasta llegar a la Arcadia donde encontraron a la ninfa Cilene. Maravillados por un hermoso sonido que oían por primera vez, preguntaron a la ninfa, y ella, indirectamente, les dio la información que buscaban: un niño recién nacido, valiéndose de la concha de una tortuga y de las tripas de una vaca, había confeccionado el instrumento musical que estaban escuchando. Sileno indagó rápidamente sobre el origen de tales tripas, y al cerciorarse de su origen, no tardó en descubrir al autor del robo: el pequeño Hermes. Luego, sin tardanza, se lo comunicó a Apolo en busca de la prometida recompensa.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">Apolo llevó de inmediato al ladrón ante Zeus quien, entre bromas, se negaba a creer que un niño hubiera podido cometer tal delito. Sin embargo, Hermes, molesto por lo que consideraba un menosprecio de sus capacidades, se llenó de vanidad y reconoció él mismo el robo. Entonces, Apolo, sin duda simpatizando con la precocidad e inteligencia de aquel joven muchacho, le preguntó:</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">- Bien, ¿y dónde está el rebaño?</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">- Acompáñame y te lo ensañaré. Verás que sólo he matado dos de las vacas y que, después de hacer las correspondientes partes, las he ofrecido como sacrificio a los doce dioses.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">Apolo, sabedor de que por entonces los olímpicos eran sólo once, se sorprendió y preguntó de nuevo al pequeño:</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">- ¿Doce? ¿Por qué doce? Querrás decir once, porque, ¿quién es el duodécimo dios?</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">- Ese, señor, soy yo, tu servidor -contestó Hermes con fingida humildad-. Y sólo me comí lo que me correspondía, una de las doce partes, no más...</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">Apolo se rió de tal audacia, y se fue con él a buscar el ganado restante. Pero, por el camino, Hermes tomó su lira de concha de tortuga y se puso a tocarla, y Apolo, en extremo sensible a todo lo que fuera arte, se quedó entusiasmado con el sonido de tal instrumento. Tanto fue así que, decidiendo comprárselo, le propuso quedarse con el resto de las vacas a cambio de la lira. Aceptó Hermes quien, en cuanto llegó a su cueva del monte Cilene, se puso a construir un nuevo instrumento musical al que algunos llaman erróneamente siringa (flauta cuyo invento, en realidad, corresponde a <b>Pan</b>) y otros zampoña. Poco después, cuando la hubo terminado, se la mostró nuevamente a Apolo el cual, por segunda vez, se quedó entusiasmado de las notas que podían emitirse con aquel pequeño manojo de cañas. Y esta vez, a cambio de la rústica flauta, Apolo entregó a Hermes el valioso cayado de oro con el que cuidaba los rebaños del rey <b>Admeto</b>.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">La amistad surgida entre los dos dioses hizo que Apolo decidiera llevarlo consigo hasta el Olimpo y hablarle del ingenio del muchacho al poderoso Zeus, sintiéndose éste paternalmente orgulloso de las habilidades del jovenzuelo. Claro que Hermes, considerando que era un buen momento, no desaprovechó la ocasión y pidió al padre de todos los dioses que le nombrara su heraldo. Accedió Zeus, aunque con la condición de que no debería usar la mentira para provecho propio. Luego, le entregó el báculo de heraldo, un sombrero de caminante y las famosas sandalias voladoras, y, convertido en mensajero, hubo de ocuparse de las tareas más delicadas. Y, por supuesto, ocupó de inmediato su merecido puesto entre los olímpicos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;">Muchas fueron las misiones que los olímpicos encargaron a Hermes, y a todas respondió él con prontitud, eficacia y discreción. Entre los encargos más conocidos está su intervención para proteger los amores adúlteros de Zeus con la joven <b>Ío</b> y en el curso de la cual tuvo que deshacerse de un vigilante tan molestos como <b>Argos</b>, el perro de cien ojos que <b>Hera</b> había puesto para vigilar las andanzas de su marido. Otra misión no menos delicada fue su intervención en el caso de la manzana de oro que la <b>Discordia</b> lanzó en las bodas de <b>Peleo</b> y <b>Tetis</b> y que causó el enfrentamiento entre Hera, <b>Atenea</b> y <b>Afrodita</b> al considerarse cada una la destinataria del presente. Hermes fue encargado por Zeus de solucionar el divinal problema lo que hizo satisfactoriamente transfiriendo la difícil decisión al mortal <b>Paris</b>. Pero, dada la habilidad de Hermes para resolver con delicadeza los temas más complejos, hasta Hades recurre a él para lo que puede considerarse el asunto más difícil: llamar, llegado el momento, a la puerta de los mortales y conducir su alma al reino de las tinieblas. Desde entonces ha estado siempre permanentemente ocupado, pero ni una sola queja se ha podido oír de su boca.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #134f5c;"><br />
</span></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-26880992193629643912011-08-03T22:39:00.002+01:002011-08-03T22:53:11.967+01:00La playa de Kalamata: ¡Vaya par de gemelos!<span style="color: white;">-</span> <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitmNvhxMVHppHJGHLkI9XycmTUcha8jQbQSHfnmxuZUPTg-Ts5kt96KKxHNyePu8-mBXzFYc-Rm1xEZ3eEtZVMGVTubJh4jjCyZUsfRyiH91hfz8FURhI6SWzV4oLtLRZO-_N6owoyuok/s1600/Kalamata.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitmNvhxMVHppHJGHLkI9XycmTUcha8jQbQSHfnmxuZUPTg-Ts5kt96KKxHNyePu8-mBXzFYc-Rm1xEZ3eEtZVMGVTubJh4jjCyZUsfRyiH91hfz8FURhI6SWzV4oLtLRZO-_N6owoyuok/s1600/Kalamata.jpg" t$="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">La playa de Kalamata</span></td></tr>
</tbody></table><br />
<div style="text-align: justify;">Kalamata, a pesar de su falta de interés para el visitante, tiene una bonita playa de fina y blanca arena. La vimos, nos paramos, y allí nos pasamos un par de horas recordando más y más mitos...</div><div align="justify"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;"><strong>Perieres</strong>, hijo de <strong>Eolo</strong> y rey de Mesenia, se casó con <strong>Gorgófone</strong>, la hija de <strong>Perseo</strong>, de quien tuvo dos hijos: <strong>Afareo</strong> y <strong>Leucipo</strong>. Pero cuando Perieres murió, Gorgófone se negó a subirse a la pira sobre la que iba a ser quemado el cadáver de su marido y a morir como hasta entonces había sido costumbre entre las viudas. Por el contrario, Gorgófone no sólo no se suicidó sino que, en segundas nupcias, volvió a casarse, esta vez con <strong>Ebalo</strong>, rey de Esparta, del cual tuvo como hijos a <strong>Tindáreo</strong>, <strong>Icario</strong> e <strong>Hipocoonte</strong>. Fue Tindáreo quien sucedió a su padre como rey de Esparta mientras que Icario, que sería el suegro de <strong>Odiseo</strong>, actuaba como co-rey. Pero Hipocoonte, ayudado por sus doce hijos y, tal vez, por el propio Icario, destronó a Tindáreo quien huyó a Etolia donde le acogió el rey <strong>Testio</strong>. Allí se casó con <strong>Leda</strong>, la hija de su benefactor, de quien tuvo a <strong>Cástor</strong>, <strong>Clitemestra</strong>, <strong>Polideuces</strong> y <strong>Helena</strong>, si bien, al parecer, los dos últimos eran hijos del propio <strong>Zeus</strong> y no de Tindáreo. Con el tiempo, Tindáreo recuperó su trono en Esparta y, a su muerte, éste pasó a su dos hijos, llamados <strong>Dióscuros</strong> o hijos de Zeus, quienes gobernaron como co-reyes (según otra versión habrían muerto antes que su padre y el reino habría pasado directamente a <strong>Menelao</strong>, el marido de Helena).</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;"></span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;">Mientras tanto, en Mesenia, había muerto Perieres y el trono había pasado a su hijo mayor Afareo, aunque, al parecer, su hermano Leucipo también actuaba como co-rey. Y Afareo, casado con su hermanastra <strong>Arene</strong>, tuvo por hijos a <strong>Idas</strong> (de quien algunos dicen que, en realidad, era hijo de <strong>Poseidón</strong>), <strong>Linceo</strong> (uno de los argonautas, capaz de ver en la oscuridad o a través de la materia) y <strong>Piso</strong> (el primer rey de la ciudad de Pisa, en la Elide). Por otro lado, Leucipo fue padre de dos hijas, sacerdotisas una de Atenea y otra de <strong>Artemisa</strong>, quienes se comprometieron en matrimonio con sus primos Idas y Linceo, y con ellos se hubieran casado si los Dioscuros no las hubieran raptado y hecho sus mujeres. Esto ocasionó la enconada rivalidad entre los dos pares de mellizos, primos entre sí. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;">Los inseparables Dioscuros se convirtieron en el orgullo de Esparta, habiendo ganado numerosos premios en los Juegos Olímpicos; y no menos orgullosos se sentían en Mesenia de los valientes Idas y Linceo, de los cuales el primero era más fuerte, por ser hijo de Poseidón, mientras que el segundo, con sus ojos que todo lo veían, era su complemento perfecto. De ambos pares de mellizos se cuentan numerosas historias, la primera de las cuales está protagonizada por los mesenios.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;">Al parecer, <strong>Eveno</strong>, rey de Etolia, deseaba que su hija <strong>Marpesa</strong> continuara virgen por lo que desafiaba a todos sus pretendientes a una carrera de carros con la condición de que, de vencerlo, tendrían como premio a su hija, mientras que, en caso contrario, el pretendiente pagaría su osadía con la muerte. Y las paredes de la casa de Eveno estaban repletas de cabezas de pretendientes cuando Idas, enamorado de Marpesa, decidió probar fortuna. Pero Idas, antes de irse a Etolia, pidió a su padre Poseidón un tiro de caballos capaz de salvarle la vida en el trance que estaba dispuesto a correr. Y Poseidón no pudo menos que complacer a su hijo a quien entregó unos caballos alados invencibles. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;">Tan seguro estuvo Idas de sí mismo que, en vez de participar en la prueba, raptó directamente a Marpesa, huyó con ella a Mesenia y la hizo su mujer. Eveno los persiguió sin éxito, muriendo en un accidente de carro cuando estaba a punto de alcanzarlos. Y el rapto hubiera terminado bien para Idas si no fuera porque a la prueba para conseguir a Marpesa también se había apuntado el dios Apolo. Así que, cuando Idas y Apolo se encontraron, fue inevitable el enfrentamiento. Y la lucha fue tan terrible que el propio Zeus tuvo que intervenir para separarlos. Luego, pidió a Marpesa que eligiera entre los dos candidatos y que ambos aceptaran su decisión. Cierto que Apolo era dios, pero no por eso se dejó engañar Marpesa, pues sabía que ella era mortal y que al envejecer él la abandonaría. Se decidió, pues, por Idas y los mesenios consiguieron una hábil reina.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;">Ya hemos visto que los mellizos mesenios y los espartanos eran rivales enconados, pero no por ello dejaban de ser primos, así que en alguna ocasión unieron sus fuerzas para realizar empresas conjuntas. En cierta ocasión, deseando apoderarse de ganado, decidieron hacer conjuntamente una incursión en tierras de Arcadia. La incursión les proporcionó un abundante botín y, habiéndose alejado lo suficiente para estar a salvo de los arcadios, mataron un buey y decidieron saciar su apetito. Fue entonces cuando se les ocurrió una nueva competición: dividir el buey en cuatro partes y comer cada uno su parte tan deprisa como pudiera; el que terminara primero se llevaría la mitad del ganado mientras que la otra mitad sería para quien acabara segundo. Los últimos en terminar se quedarían, por tanto, sin nada. Como era de esperar, la competición acabó en una contienda entre unos y otros mellizos, en la cual parece que resultaron muertos todos menos Polideuces, el hijo de Zeus, a quien se le ofreció la inmortalidad sin que él la aceptara pues, inseparable como siempre, quiso correr la misma suerte que su hermano.</span> </div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-74207277271431329652011-07-31T19:03:00.005+01:002011-10-16T17:24:10.019+01:00La ruta del calamar: Mesenia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></div><br />
<div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.myolivetrees.com/G-DSC00879-KalamataBeach.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" id="il_fi" src="http://www.myolivetrees.com/G-DSC00879-KalamataBeach.jpg" style="padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Playa de Kalamata</td></tr>
</tbody></table>De regreso desde Methoni pasamos nuevamente por Pilos, si bien, para evitar la atracción de sus agradables terrazas, hicimos la travesía por la parte alta de la ciudad. Luego tomamos la carretera que conduce a Kalamata, cruzamos la península de Mesinia y ante nosotros apareció nuevamente el mar. La carretera discurre monótona bordeando el profundo golfo que separa las penínsulas de Mesinia y Mani y el tráfico, aunque en aumento, seguía siendo escaso.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c; font-size: x-small;">Mesinia debe su nombre a <strong>Mesene</strong>, hija del rey argivo <strong>Triopas</strong>, y que, por tanto, es hermana de <strong>Agenor</strong>, <strong>Yaso </strong>y <strong>Pelasgo</strong>. Estos cuatro hermanos se repartieron entre sí la herencia de su padre, es decir, el Peloponeso, y correspondió a Mesene la bella parte que nos ocupa.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Ahora es Mariló quien hace de copiloto mientras Pablo y Fernando juegan a las cartas, y aprovechan para darse patadas por debajo de la mesa. Nos damos cuenta de la situación y, antes de que la cosa vaya a más, les llamamos al orden. Durante un rato hay un cierto silencio, luego pregunto:</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- ¿Cómo llamamos a esta etapa? ¿Se os ocurre algún nombre?</div><div style="text-align: justify;">- Llámale golfo de Mesinia -dice Mariló.</div><div style="text-align: justify;">- No, mejor, el golfo del Calamar -dice Fernando.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Por qué Calamar? -pregunta Mariló.</div><div style="text-align: justify;">- Por lo de Kalamata, kalamai, cala... no sé qué... - explica Pablo-. O mejor, le podemos llamar Calamaracus Kolpos...</div><div style="text-align: justify;">- Golfo del Calamar..., suena bien. A mí lo que me gusta es lo de "Kalamata y su famoso baile, el kalamatianó..."</div><div style="text-align: justify;">- ¿El calamatia... qué?</div><div style="text-align: justify;">- ¡Mira! -dice Pablo-, vides. Seguro que por aquí anduvo Dionisio con sus métodos persuasivos...</div><div style="text-align: justify;">- Y <strong>Hera</strong> corriendo detrás de él para guisarlo... -apostilló Fernando.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La conversación se animó al mencionar a Dioniso y a su sátiros y ménades. Mariló opina que serían simples borracheras y que luego vendrían las exageraciones literarias y moralizantes. Sin embargo, opino yo, Dioniso comenzó por ser sacrificado él mismo, cuando niño; seguramente es un caso parecido al de <strong>Zagreo</strong>, <strong>Pélope</strong>, <strong>Orfeo </strong>y otros... </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Sí, ya. La costumbre prehelénica del sacrificio ritual de niños... -comenta Mariló-. Yo no me creo ese rollo.</div><div style="text-align: justify;">- Que sí, mami. ¿Acaso <strong>Abraham</strong> no estuvo a punto de sacrificar a <strong>Isaac</strong>? -pregunta Pablo.</div><div style="text-align: justify;">- Es distinto. Abraham era padre... Eso de las madres que descuartizaban ritualmente a sus hijos no me lo puedo creer, por muy borrachas que estuvieran... Si fuera el padre...</div><div style="text-align: justify;">- Ya estamos -intervengo yo-. El padre sí, ¿verdad? Pues no, porque el padre... ni existía. En aquella época no se conocía la paternidad, los hombres no servíamos para nada...</div><div style="text-align: justify;">- Pues, como ahora...</div><div style="text-align: justify;">- Tarara ra rá... ¡Contaré hasta diez...!</div><div style="text-align: justify;">- No. Ahora las que no servís para nada sois las mujeres..</div><div style="text-align: justify;">- ¡Pablo...! Modérate...</div><div style="text-align: justify;">- ¡Mira: Kalamata!</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Dicen que Kalamata es una ciudad fea. Un terrible terremoto en 1986 la redujo a escombros y nunca fue convenientemente reconstruida. Sus habitantes optaron por emigrar y su población se quedó reducida a la mitad. Hoy sigue siendo el principal nudo de comunicaciones del Sur del Peloponeso y conserva algo de industria, pero el turismo pasa de largo. No sé si es justo pero, en todo caso, las guías turísticas son las culpables.<br />
<br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-90209712445933617052011-07-17T11:36:00.002+01:002011-07-17T11:36:18.313+01:00Methoni, la rica en viñedos<span style="color: white;">-</span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img height="454px" id="il_fi" src="http://www.piccoloweb.it/public/forum/files/posted_images/user_2_dioniso_bacco_caravaggio.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto; padding-bottom: 8px; padding-right: 8px; padding-top: 8px;" width="397px" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dioniso. Caravaggio</td></tr>
</tbody></table><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Desde Pilos se tarda apenas media hora en llegar a la medieval <strong>Methoni</strong>, un puerto fortificado que los venecianos utilizaban para reaprovisionar sus barcos en la ruta a Siria. Dos pequeñas islas, <strong>Sapientza</strong> y Schiza, cierran la amplia bahía en cuyo interior, además del resguardado puerto, se extiende una hermosa y amplia playa de tranquilas aguas y blanca arena. Varias tabernas de pescado y un par de pequeños hoteles acogen a los turistas, casi todos alemanes, que llegan a estas remotas tierras; también se ve algún que otro italiano que se acerca, tal vez, a recordar aquellos tiempos en que Methoni y <strong>Koroni</strong>, los dos vértices inferiores del rectángulo que forma la península de <strong>Mesinia</strong>, formaban los llamados ojos de Venecia.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Homero llamaba a Methoni "la rica en viñedos", y la tradición dice que la producción de vino era tal que los asnos se emborrachaban por las calles con el olor del mismo. Quizá por eso se la llamó Methoni (de <em>methun</em>: emborracharse y <em>oni</em>: asnos) o puede que su nombre sea una simple referencia a <strong>Methy</strong>, la diosa de la embriaguez. En todo caso, esta referencia al vino nos recuerda las andanzas de su principal valedor, el dios <strong>Dioniso</strong>, y de sus seguidores, sátiros y ménades.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Después de la muerte de <strong>Penteo</strong> (véase Tebas), Dioniso invitó a participar en sus orgías a las hijas de <strong>Minia</strong>, quienes rehusaron la invitación a pesar de habérsela hecho el mismo Dioniso disfrazado de muchacha. Molesto por su negativa, las enloqueció a todas hasta tal punto que <strong>Leucipe</strong>, la mayor de ellas, ofreció a su propio hijo <strong>Hípaso</strong> como sacrificio, y las tres hermanas, después de despedazar y devorar al niño, recorrieron frenéticamente las montañas hasta que <strong>Hermes</strong> las transformó en aves. En recuerdo del asesinato de Hípaso se celebra anualmente en <strong>Orcómenos </strong>una fiesta llamada "provocación al salvajismo" en la que las seguidoras de Dioniso se sienta en círculo y beben y se proponen adivinanzas; luego, un sacerdote de Dioniso sale corriendo y mata a la primera de ellas que alcanza...</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero tampoco hay que asustarse demasiado pues, como dice <strong>Jenófanes de Colofón</strong>, sabido es que</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><em>A los dioses todo han atribuido Homero y Hesíodo</em></div><div style="text-align: center;"><em>cuanto entre humanos es causa de escarnio y reproche:</em></div><div style="text-align: center;"><em>robar, cometer adulterio, y el mutuo engañarse...</em></div><div style="text-align: center;"><br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-24495626393372291752011-06-18T18:56:00.002+01:002011-06-18T19:03:33.324+01:00Por las tierras de Néstor: Melampo<span style="color: white;">-</span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8gwNH5Xqjmxm9zxc0MbTpYgaYo6qzpcMcDArdFzyytDPIJhzWIidDlxnfnSvX3ZZvB2PBDkWS_UknJgOYcAtJajq6dNaL_5vitV72ueYgqi7mPtGTQHSm1C35lhkVOpZ6GKoglOzphWE/s1600/Paisano+en+Pilos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" i$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8gwNH5Xqjmxm9zxc0MbTpYgaYo6qzpcMcDArdFzyytDPIJhzWIidDlxnfnSvX3ZZvB2PBDkWS_UknJgOYcAtJajq6dNaL_5vitV72ueYgqi7mPtGTQHSm1C35lhkVOpZ6GKoglOzphWE/s1600/Paisano+en+Pilos.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Paisano en Pilos (foto: José Cerdeira)</span></td></tr>
</tbody></table><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><strong>Tiro</strong>, después de haber sido madre de <strong>Pelias</strong> y de <strong>Neleo</strong>, se casó con su tío <strong>Creteo</strong> de quien tuvo varios hijos entre los cuales destaca <strong>Eson</strong>, el padre de <strong>Jasón</strong>, y <strong>Amitaón</strong>, quien sería padre de Melampo, el adivino.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Melampo vivía en Pilos con su hermano <strong>Biante</strong>, quien se había enamorado de su prima <strong>Pero</strong>, la hermana de Néstor. Sin embargo, como a causa de su extraordinaria belleza Pero tenía numerosos pretendientes, su padre Neleo decidió casarla sólo con aquel que fuera capaz de entregarle el ganado del rey <strong>Fílaco</strong>. Claro que Fílaco vigilaba continuamente su preciado ganado mediante un enorme perro que, al parecer, no dormía jamás, lo que hacía la misión de apoderarse del ganado poco menos que imposible. Y es aquí donde Melampo decidió ayudar a su querido hermano a robar el vigilado rebaño.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Para ello, Melampo contaba con alguna ventaja. Así, cuando era aún pequeño, al haber salvado la vida a unas serpientes y quedarse dormido luego, ellas, agradecidas, le lamieron los oídos haciendo posible que pudiera entender el lenguaje de las aves. Como consecuencia de esta habilidad pudo saber que la única forma de apoderarse del ganado de Fílaco era dejarse coger prisionero y pasarse como tal al menos un año, después de lo cual podría conseguir el objetivo. Y así lo hizo: se acercó al rebaño y se dejó sorprender sin ofrecer ninguna resistencia. Como había supuesto, Fílaco lo detuvo y lo encerró, y así pasó casi un año. Mas, la víspera de cumplirse el año, estando Melampo escuchando distraído la conversación de dos carcomas que hablaban desde una de las vigas del techo, pudo oír como una de ellas preguntaba con un suspiro de cansancio:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><em>- ¿Cuántos días de roer nos quedan todavía, hermana?</em></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><em>La otra, con la boca llena de polvo de madera, contestó:</em></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><em>- Estamos progresando mucho. La viga caerá mañana al amanecer si no perdemos el tiempo en conversaciones inútiles</em>(1).</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Melampo no esperó más y llamó inmediatamente a Fílaco pidiéndole que lo sacara de allí pues el techo iba a derrumbarse de un momento a otro. Se rió Fílaco, más aceptó la petición, y al otro día, cuando el techo se cayó tal como Melampo había prometido, se dio cuenta de que estaba ante un hombre con capacidades especiales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Tenía Fílaco un hijo llamado <strong>Ificlo</strong>, famoso por su rapidez, lo que le permitía correr sobre las aguas sin hundirse, y que fue uno de los argonautas. Pero este Ificlo era impotente pues, de pequeño, presenciando como su padre castraba carneros, se encontró de pronto con el cuchillo ensangrentado de su padre y pensó que iba a hacer lo mismo con él. Ante el espanto del pequeño, su padre clavó el cuchillo en un peral y corrió a consolar al niño, mas éste no se recuperó del susto. Así que, en cuanto Fílaco supo de los poderes de Melampo le ofreció todos sus rebaños si era capaz de curar de la impotencia a su hijo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Comenzó Melampo por propiciar a <strong>Apolo</strong> ofreciéndole un sacrificio de dos toros, cuyos fémures, bien cubiertos con la grasa, quemó debidamente. Luego esperó hasta que un par de buitres se acercaron al altar charlando animadamente. Melampo escuchó con atención, pues, uno de ellos comentaba al otro el problema de Ificlo, y cual sería la única solución posible a tal situación. Cuando se hubo enterado, corrió a poner en marcha el remedio, consistente en extraer el orín del viejo cuchillo olvidado en el peral y administrárselo a Ificlo mezclado con agua. El brebaje fue eficaz, y pronto pudo Ificlo engendrar un niño a quien, a su debido tiempo, pusieron por nombre <strong>Podarces</strong>. Y Melampo pudo irse con el ganado que Fílaco le dio y entregárselo a Neleo a cambio de su hija Pero la cual, todavía virgen, cedió a su querido hermano Biante. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">_____________________</span> </div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span> </div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><span style="font-size: x-small;">1.- Robert</span><span style="font-size: xx-small;"> Graves. Los Mitos Griegos. Alianza Editoria.</span></span></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-6866998300943266332011-05-15T12:42:00.003+01:002011-05-30T16:05:56.013+01:00Pilos, la vieja Navarino de los italianos<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVwZH79rkZSj1VFgQ2mMG_RtCnwdzgx0F5kfCxuFxzQx2fvdWSXc4Rx4N7DSssajQJ_7p1XmmOcnOUe83cCrgTir-_rBofdx3hGbSxsudC_5mbbDpaGPkfrQgN9ogc1JzpB-Uhhr4GhvA/s1600/Pylos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVwZH79rkZSj1VFgQ2mMG_RtCnwdzgx0F5kfCxuFxzQx2fvdWSXc4Rx4N7DSssajQJ_7p1XmmOcnOUe83cCrgTir-_rBofdx3hGbSxsudC_5mbbDpaGPkfrQgN9ogc1JzpB-Uhhr4GhvA/s1600/Pylos.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Pylos, la vieja Navarino de los italianos</span></td></tr>
</tbody></table><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La joven ciudad de Pilos (fundada por los franceses después de la batalla de <strong>Navarino</strong>, en el siglo pasado) está situada en el fondo de la magnífica bahía que dio nombre a la batalla y es una ciudad acorde con la belleza de su emplazamiento. Sus estrechas calles descienden por la ladera de la montaña hasta la gran plaza de <strong>Trion Navarón</strong>, o de los tres Almirantes, una plaza cubierta de enormes tilos bajo cuya sombra se esparcen numerosas terrazas. Aunque era nuestra intención seguir directos hasta Methoni, la atractiva plaza ejerce sobre nosotros una atracción que no somos capaces de resistir y que nos obliga a cambiar nuestros planes. Nos sentamos pues bajo la agradable sombra y, refresco en mano, recordamos el último suspiro de la resistencia turca en el Peloponeso.</div> <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDrTyN2bfOYFDPrSL1IksvCEuK3dbzGokxoqZvNcw8wg-6K_PLYbtTL7fYy06QpOUc4tXojH2fkNj2hjInUIAUkb5uf_JSohlJ9QbtjVp-3PsIA14bb_wFUNcZdDAIB3SVPvlIDtx-Wmo/s1600/FUTBOL+B.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" j8="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDrTyN2bfOYFDPrSL1IksvCEuK3dbzGokxoqZvNcw8wg-6K_PLYbtTL7fYy06QpOUc4tXojH2fkNj2hjInUIAUkb5uf_JSohlJ9QbtjVp-3PsIA14bb_wFUNcZdDAIB3SVPvlIDtx-Wmo/s320/FUTBOL+B.jpg" width="275" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">¿Quién dice que inventó el fútbol?</span></td></tr>
</tbody></table><div style="text-align: justify;"> <span style="color: #134f5c;">Era el 20 de Octubre del año de gracia de 1827. Las escuadras aliadas de Francia, Gran Bretaña y Rusia, después de haber sido reconocida la independencia griega por sus respectivos países, patrullaban la zona con la pretensión de intimidar a <strong>Ibrahim Pachá</strong> cuya flota, compuesta por unos 82 navíos, seguía presionando la región independizada del Peloponeso. El objetivo aliado no era la guerra sino únicamente el conseguir de "<em>la gran Puerta</em>" un armisticio que supusiera el reconocimiento a lo que ya era una independencia "de facto". Las fuerzas aliadas, formadas por veintiséis navíos, eran menores en número a las otomanas, si bien sus barcos eran más modernos y mejor armados. Dado que ambas potencias no se habían declarado formalmente la guerra no había intención de entrar en combate por ninguna de las partes pero, como las armas las carga el diablo, en la oscuridad de la noche una fragata egipcia disparó contra una inglesa. La respuesta aliada fue inmediata y ambas escuadras entraron en combate. ¿El resultado? Increíble: Los turcos perdieron 53 buques por ninguno los aliados (las bajas aliadas fueron de 127 mientras que las turcas se estimaron en unas 6.000). Un año más tarde la independencia griega, tan soñada por hombres como <strong>Byron</strong> y sus compañeros filohelenos, fue un hecho.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Como hemos visto, Pilos es una ciudad reciente que no debe confundirse con la arenosa Pilos de la que habla <strong>Homero</strong> y cuya situación ha de buscarse quince kilómetros más al Norte, en las proximidades del palacio de Néstor. Sin embargo, encaramados en la colina que bordea la bahía por el Sur, al lado de la carretera que lleva a <strong>Methoni</strong>, se conservan dos castillos franco-venecianos desde los que se tiene una extraordinaria vista sobre la bahía. </div><div style="text-align: justify;"></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-58254113654595509722011-04-17T00:54:00.003+01:002011-04-17T01:02:23.387+01:00El palacio de Néstor Nelida en Pilos<span style="color: white;">-</span> <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3M9bw_et2thsc05Fd-9UFLZmPAq44OoCEjQz0Tda_I6YoTVy-bUaDga_mHB270TD_CM3o3LsV-RdNaWOp3tDFeXgQ33sizyfWIXYKKHxmncnlEghSwpt2dR3-xgQNBiLUmaF-0c0Bsvc/s1600/Palacio+N%25C3%25A9stor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3M9bw_et2thsc05Fd-9UFLZmPAq44OoCEjQz0Tda_I6YoTVy-bUaDga_mHB270TD_CM3o3LsV-RdNaWOp3tDFeXgQ33sizyfWIXYKKHxmncnlEghSwpt2dR3-xgQNBiLUmaF-0c0Bsvc/s320/Palacio+N%25C3%25A9stor.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Reconstrucción gráfica del megaron, en el palacio de Néstor</span></td></tr>
</tbody></table><br />
<div style="text-align: justify;">Aparcamos raudos en la amplia y solitaria explanada que antecede al palacio y, sin entretenernos, nos acercamos al acceso a las ruinas: mala suerte, ya está cerrado. Nuestras caras reflejan la decepción. No podemos saltarnos el mítico palacio y, sin embargo, nos asusta un poco quedarnos a pasar la noche aquí en un lugar tan aislado. Podríamos ir a Pilos, pero hay unos veinte kilómetros, que al ser ida y vuelta, se convertirían en cuarenta... ¡demasiados kilómetros para tal carretera! Al final, mirándonos unos a otros, tomamos la decisión: dormiremos aquí. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Olivos, pinos y algún eucalipto cubren esta redondeada colina que se asoma al mar como invadiéndolo, como dominándolo. No es un mal lugar para hacer un palacio, pensamos. Y la noche, la negra noche, cae sobre nosotros. Todavía no hay luna, pero la habrá, pues en Olimpia lucía en toda su grandeza. Sobre la tierra, ni una luz; en el cielo miríadas de estrellas lo adornan todo. ¡Qué silencio! Un cierto nerviosismo nos encoge el corazón... ¿Dormiremos bien?, nos preguntamos. Y luego, por fin, la inmensa luna aparece sobre las vagas formas de los olivos y de los pinos. Se hace la luz y parece día. Sentados sobre un muro medio derruido, al lado de una fuente de blanca caliza que el musgo ha pintado de verde, charlamos bajito, como si la inmensidad del espacio fuera a molestarse por nuestras palabras, por nuestros susurros. Y hablamos, hablamos de aquellos tiempos y de aquellos mitos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><strong>Tiro</strong>, la hija de <strong>Salmoneo</strong> y de <strong>Alcídide</strong>, se quedó huérfana muy pronto, y fue criada por su madrastra <strong>Sidero</strong>, que la maltrataba. Huyendo de su desventura, siempre se refugiaba, solitaria, a orillas del río <strong>Enipeo</strong> (un tributario del <strong>Alfeo</strong>, el río de Olimpia) del cual acabó enamorándose sin que éste le prestara especial atención. Ante esta situación, el dios <strong>Poseidón</strong> decidió hacer algo, así que le infundió un dulce sueño y se unió con ella. De aquella unión clandestina nacieron a Tiro dos mellizos: <strong>Pelias</strong> y <strong>Neleo</strong>. Con el tiempo, Pelias conquistó <strong>Yolco</strong> (destronando a su hermanastro <strong>Esón</strong>, padre de <strong>Jasón el Argonauta</strong>) mientras que Neleo, con un ejército de aqueos y eolios, se apoderó de <strong>Pilos</strong>, y la hizo tan famosa que ahora se lo considera su fundador.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Neleo tuvo doce hijos y todos lucharon valientemente contra las tropas de <strong>Heracles</strong> cuando éste, irritado por la ayuda que los nelidas habían prestado a <strong>Elide</strong>, invadió Pilos. A su lado combatieron Poseidón, <strong>Hera</strong>, <strong>Hades</strong> y <strong>Ares,</strong> pero, enfrente, junto a Heracles, estaba la invicta <strong>Atenea</strong> por lo que el combate fue reñido. Ares fue herido por la espada de Heracles y hubo de correr raudo hasta el Olimpo donde, sin embargo, <strong>Apolo</strong> lo curó en menos de una hora. También Hera, la de níveos brazos, fue herida en un pecho, y el violento Ares, que había vuelto a la lucha, cayó de nuevo atravesado por una flecha que, ahora sí, le hizo abandonar definitivamente el combate. <strong>Periclímeno</strong>, hijo mayor de Neleo y famoso por haber sido uno de los argonautas, usó su enorme fuerza y su capacidad de metamorfosearse para luchar contra Heracles pero, finalmente, cuando volaba convertido en feroz águila, fue traspasado por una flecha y murió. También Heracles y Poseidón se vieron frente a frente y el segundo tuvo que retroceder, pero sin que hubiera victoria de ninguno de ellos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Sin embargo, muertos todos los hijos de Neleo salvo Néstor, la victoria final de los heráclidas fue inevitable, y el mismo Heracles decidió entregar la ciudad a Néstor, pues éste era el único nelida que no se había enfrentado a él en Elide. Luego, Néstor Nelida (o Néstor Gerenio, como le llama Homero en la Ilíada, por haberse criado en <strong>Gerenia</strong>, cerca del Istmo) se haría famoso dando consejos en el sitio de <strong>Ilión</strong>, donde fue el mayor de los combatientes.</span></div><div style="text-align: justify;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBA2woPVZzAXATZZxbH8rv3H7Nf16HfD5xuCo9cIvO5IhYfXlWHspnz3JXVh6MVpA_oJvxieZkITFx7VoJroLhEH1zYYJFxj53slNU17fJFJpt445Gz3uo530C_r9crWnnbJHNWlxP7Bs/s1600/Navarino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="267" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBA2woPVZzAXATZZxbH8rv3H7Nf16HfD5xuCo9cIvO5IhYfXlWHspnz3JXVh6MVpA_oJvxieZkITFx7VoJroLhEH1zYYJFxj53slNU17fJFJpt445Gz3uo530C_r9crWnnbJHNWlxP7Bs/s400/Navarino.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">La bahía de Navarino</span></td></tr>
</tbody></table></div><div style="text-align: justify;">Muy temprano todavía, cuando la dorada luz del Sol alcanzaba solamente los picos de las montañas y extendía la sombra de éstas muy lejos sobre el calmado Ionio Pelagos, nos levantamos y nos dispusimos a desayunar. Sólo el rumor de la fuente llegaba monótono hasta nosotros y nuestras palabras parecían amplificadas en aquella soledad matinal. Amplitud inmensa bajo un cielo azul, particular, ajeno. ¿Solos nosotros en el mundo? Ni los pájaros cantaban sus canciones como de costumbre. Y cuando alguno se atrevía a elevarse por los aires, lo hacía en la distancia, también solitario, perdido... Luego el Sol se fue elevando y los valles, ya iluminados, parecieron cobrar vida. Un conejo solitario nos miró sorprendido durante unos segundos antes de continuar su camino y, más tarde, apareció un vulgar gorrión, y luego otros. Aunque el día prometía ser caluroso, a esas horas de la mañana el aire aún era fresco, agradable, tonificante: ¡oh tiempo maravilloso en que nos fundimos con el universo para formar un solo cuerpo, un solo espíritu,...! Momentos de placidez, de paz, de sentir el mundo contigo y en ti...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero llegó el primer coche. Y luego otros, y otros más. La solitaria explanada se convirtió de pronto en un aparcamiento, como otros muchos. Miramos decepcionados al cielo y pensamos que ya sería hora de acercarnos al palacio. Recorrimos silenciosos los escasos cincuenta metros que nos separaban de la entrada, abonamos nuestros billetes, y henos ya aquí en el mismo sitio en que, según <strong>Homero</strong>, se hallaba <strong>Telémaco</strong> hace algo más de tres mil años.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Un pequeño pórtico con el sitio de los guardianes, una precámara, el gran patio o <em>megaron</em>, las habitaciones, el <em>megaron</em> de la reina... y la bañera. Más allá, ya sobre la ladera que mira al mar, almacenes, tinajas de aceite, depósitos de tablillas de arcilla donde se llevaban las cuentas del palacio, paredes derruidas... Este es el palacio en que mejor se puede comprender como era un palacio micénico, dicen las guías, y debe ser verdad. Todo está aquí claro, todo fue excavado con cuidado y sabiduría. Y si no impresionan más estos restos valiosísimos será porque ya no quedan frescos, ni techos, ni arquitrabes, porque todo se ve muerto... salvo que la imaginación venga en su rescate.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Muchos años habían pasado ya desde de la caída de <strong>Troya</strong> y <strong>Odiseo</strong> no regresaba. <strong>Penélope</strong> se desesperaba viendo como la economía de la casa se derrumbaba a causa de aquellos pretendientes insufribles. ¿Debía aceptar la muerte de Odiseo y, haciendo caso a las presiones generales, tomar como nuevo marido a uno de los presentes? ¿Y si, realmente, su auténtico marido no había muerto? Quedaban pocas esperanzas pero bueno sería hacer el último esfuerzo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Ante tal incertidumbre, cansada ya de tejer y destejer la misma tela cada noche, Penélope accede a que su joven hijo Telémaco vaya a Pilos (a la arenosa Pilos de Homero, que no a la entonces inexistente ciudad actual) en busca de alguna nueva sobre el paradero de su padre. Así, después de cruzar el mar desde <strong>Ítaca</strong>, Telémaco y los suyos llegaron a Pilos, la bien construida ciudad de Neleo</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Emprenden luego la trabajosa ascensión hacia el palacio, pero antes de llegar encuentran a Néstor con quinientos de sus hombres ofreciendo sacrificios a Poseidón: Y apenas vieron a los huéspedes, adelantáronse todos juntos, los saludaron con las manos y les invitaron a sentarse. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Juntos caminan hasta el grandioso palacio donde los visitantes son agasajados y donde <strong>Policastaña</strong>, la hija menor de Néstor, baña y unge a Telémaco hasta dejarlo "parecido a los inmortales". <em>Te diré, hijo mío, la verdad entera...</em> Pero de Odiseo no sabe nada... El apenado Telémaco decide continuar hasta <strong>Esparta</strong> por ver si <strong>Menelao</strong> supiera algo y, dado que había llegado hasta Pilos en barco y no tenía carro, Néstor le ofrece una carroza con la que poder cruzar el imponente <strong>Taigeto</strong> y llegar hasta el palacio de Menelao, a orillas del <strong>Eurotas</strong>:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">- <em>¡Ea!, hijos míos, aparejad caballos de hermosas crines y uncidlos al carro, para que Telémaco pueda llevar a término su viaje...</em></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><em>Y habiendo llegado a una llanura, que era trigal, enseguida terminaron el viaje, ¡con tal rapidez los condujeron los briosos caballos! Y el Sol se puso y las tinieblas ocuparon todos los caminos.</em> Pero, mala suerte, tampoco allí sabían nada.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl_kIWR6bAq3OSj-Lt5dsKTjxVuBptBb9LR51gz_vD4xajRN5-USDLIL9yFgBpYFAJJUgW0tHpE_X_Llg1PHevC_cDKOaYQE8zarFD4gpv6DsWXMFqzCC8JsRnpLweIZBaGR93Rm9M0NQ/s1600/Batalla+de+Navarino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="275" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl_kIWR6bAq3OSj-Lt5dsKTjxVuBptBb9LR51gz_vD4xajRN5-USDLIL9yFgBpYFAJJUgW0tHpE_X_Llg1PHevC_cDKOaYQE8zarFD4gpv6DsWXMFqzCC8JsRnpLweIZBaGR93Rm9M0NQ/s400/Batalla+de+Navarino.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">La batalla de Navarino, por Iván Aivazovski</span></td></tr>
</tbody></table><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Sin duda, la vista sobre la bahía de <strong>Navarino</strong> que se tiene desde el altozano en que se asienta el palacio de Néstor es una de las más bellas de toda Grecia, extendiéndose a sus pies la espléndida ensenada como un tranquilo mar que la isla de <strong>Sfactiria</strong> cierra por el exterior y convierte casi en un lago. Estos eran los dominios de Néstor, hijo de Neleo, hijo de Tiro, hija de <strong>Salmoneo</strong>, hijo de <strong>Eolo</strong>, hijo de <strong>Heleno</strong>, hijo de <strong>Deucalión</strong>, a su vez hijo de <strong>Prometeo</strong> y éste del titán <strong>Jápeto</strong>, a todos los cuales ya hemos mencionado; éstos eran los dominios de aquel valiente guerrero que luchó contra los centauros, participó en la caza del jabalí de <strong>Calidón</strong>, viajó con el <strong>Argos</strong> hasta <strong>Cólquide</strong> y, finalmente, ya entrado en años, todavía tuvo fuerzas para acompañar a sus soldados hasta la vasta Troya. Néstor, el sabio consejero, tenía además un gusto excelente que la ubicación de su palacio corrobora de inmediato. </div><div style="text-align: justify;"><span style="color: white;">-</span></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-60183868253337495332011-02-18T19:37:00.003+01:002011-02-26T12:37:22.128+01:00Las Strofades, residencia de las Arpías<span style="color: white;">-</span> <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4-tL_X6ZVvmv6LjJAQRs8S_FjRQWAkOX20OGmE4DdqC8b9SbyU6vPD2fI0EEQ5kNrz2aYgiFsYzamfZo_U58rErkhMHF4AMAq3LuBzlzepIx09qJQ05vok_16zI4AzrdyzBgq9TrAx8U/s1600/Strofades.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" j6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4-tL_X6ZVvmv6LjJAQRs8S_FjRQWAkOX20OGmE4DdqC8b9SbyU6vPD2fI0EEQ5kNrz2aYgiFsYzamfZo_U58rErkhMHF4AMAq3LuBzlzepIx09qJQ05vok_16zI4AzrdyzBgq9TrAx8U/s320/Strofades.jpg" width="239" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Las islas Strofades</span></td></tr>
</tbody></table>Según Virgilio, <em>los griegos denominan Strofades a unas islas del vasto mar Jónico, donde habitan la cruel <strong>Celeno</strong> y las otras arpías</em>: <strong>Nicotoe y Podarge</strong>.<br />
<div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La idea que los griegos tenían sobre las arpías fue evolucionando con el tiempo, pasando de ser espíritus semejantes a los vientos que arrastraban a las almas de los muertos (<strong>Hesíodo</strong> y Homero) a ser seres concretos que se materializan en una cabeza de mujer con un cuerpo de ave y que son capaces de raptar no sólo almas sino también niños pequeños.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En uno de los pasajes más conocidos del viaje de los <strong>Argonautas</strong>, las arpías aparecen atormentando al adivino tracio <strong>Fineo</strong>, un ciego a quien devoran parte de su comida y le ensucian el resto con sus apestosos excrementos. Los Argonuatas llegan allí en busca de consejo, y Fineo les exige que le liberen de tales demonios alados si quieren su ayuda. <strong>Jasón</strong>, el capitán del Argos, encarga entonces a <strong>Zetes</strong> y <strong>Calais</strong>, los hijos alados de <strong>Boreas</strong>, el Viento del Norte, la tarea de expulsar a las arpías. Los dos hermanos las persiguen incansablemente por todo el mar Mediterráneo hasta que, finalmente, en las llamadas islas Giratorias (Strofadas) llegan a un pacto con ellas: las dejarán vivir con la condición de que no vuelvan a molestar al ciego Fineo. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Una generación más tarde, una tormenta desvía de su ruta al teucro <strong>Eneas</strong>, cuando navegaba hacia su tierra prometida, y lo trae hasta estas islas Giratorias. Y aquí se encuentra a las arpías. Dice <strong>Virgilio</strong>:</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><em>Jamás salieron de las aguas estigias, suscitados por la cólera de los dioses, monstruos más tristes ni peste más repugnante; tienen cuerpo de pájaro con cara de virgen, expelen un fetidísimo excremento, sus manos son agudas garras, y llevan siempre el rostro descolorido de hambre...</em> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Los teucros de Eneas habían realizado los sacrificios de rigor y se disponían a comer cuando estos seres repugnantes, <em>ya diosas, ya crueles e inmundas aves</em>, atacaron y ensuciaron sus alimentos. Volvieron a poner nuevos alimentos y, por segunda vez, fueron objeto de similar ataque de las arpías, y las provocaciones hubieran continuado si Eneas no encarga a sus soldados que, espada en mano, las persiguieran. Al ver la resolución de los troyanos, Nicotoe y Podarge huyen, mas Celeno se queda y, dirigiéndose a Eneas, le vaticina que antes de conseguir asentarse en su nueva ciudad habrán de pasar tal hambre que llegarán a comer la madera de las propias mesas... </div><div style="text-align: justify;"> <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDAO823S8vYBMPLnR1f-STWfDZfRTQ7mYGVWPkGjVcJbeVhUEk5T9YZL-QcrrmlL1a7jTaLwUm5SGYW-3JIB2m6E3lddrt6W1GzUmXg3fyQtzHG2kGnyZF7Ml92veJYiIFnyL6fKjCimM/s1600/La+batalla+de+Navarino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="275" j6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDAO823S8vYBMPLnR1f-STWfDZfRTQ7mYGVWPkGjVcJbeVhUEk5T9YZL-QcrrmlL1a7jTaLwUm5SGYW-3JIB2m6E3lddrt6W1GzUmXg3fyQtzHG2kGnyZF7Ml92veJYiIFnyL6fKjCimM/s400/La+batalla+de+Navarino.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">(La batalla de Navarino’, de Iván Aivazóvski)</span><br />
Estamos al lado de la bahía de Navarino, donde en 1827 tuvo lugar la <br />
famosa batalla contra la armada turca.</span></td></tr>
</tbody></table></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-8186563247849609662011-02-04T20:36:00.003+01:002011-02-18T19:21:44.777+01:00De camino hacia las tierras de Néstor Nelida<span style="color: white;">-</span> <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT3113c1hnJrTnjEBB166cifmvG_sj6ABWwM9T5V16jvCQVUlRIKbafeCZE6XtXL-w0m8SE0iCwfb3RnWuqtcCgFA6mKAklR_65p885mIHjUNO70Z_Sbj33M9dGUQp8UYAwaN0nD84W8k/s1600/PAISANO.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" h5="true" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT3113c1hnJrTnjEBB166cifmvG_sj6ABWwM9T5V16jvCQVUlRIKbafeCZE6XtXL-w0m8SE0iCwfb3RnWuqtcCgFA6mKAklR_65p885mIHjUNO70Z_Sbj33M9dGUQp8UYAwaN0nD84W8k/s400/PAISANO.jpg" width="287" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">La hora de la siesta en Olimpia</span></td></tr>
</tbody></table><br />
<div style="text-align: justify;">Comimos en <strong>Olimpia</strong> y salimos hacia el Sur, por Krestena, hacia la carretera litoral. Hacía calor y estábamos cansados, y la carretera, estrecha, monótona y sin acercarse al mar lo suficiente como para disfrutar de su vista, se alargaba en demasía. De vez en cuando alguna playa solitaria llamaba nuestra atención, pero nuestro deseo de llegar a <strong>Pilos</strong> antes de anochecer nos animaba a seguir. Plátanos, pinos, algún que otro olivo y, de vez en cuando, algunas vides. A la izquierda, hacia <strong>Andritsena</strong> y Karitena, se yerguen altivas las arcaicas montañas arcadias; aquí un pueblo, una granja, un asno rodeado de gallinas; allí una caleta, y luego un río.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Es el <strong>Neda</strong> -comenta Fernando que hace de copiloto.</div><div style="text-align: justify;">- ¡Ah, el famoso Neda!. Luego ese monte que se ve a lo lejos será el <strong>Liceo</strong>, el lugar de nacimiento de <strong>Zeus</strong>. </div><div style="text-align: justify;">Voy a parar un rato para remojarnos en las aguas que lavaron al Zeus recién nacido.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #45818e;">Dicen que <strong>Rhea</strong>, huyendo de su marido, dio a luz a su tercer hijo en plena noche ahí en el monte Liceo. Luego lo bañó en estas transparentes aguas del Neda y se lo entregó a <strong>Gea</strong>, la Madre Tierra, quien, para protegerlo de los voraces deseos de su padre <strong>Cronos</strong>, se lo llevó a <strong>Creta</strong> y lo escondió en la cueva <strong>Dictea</strong> (ver Efira).</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero la parada es muy pequeña porque sólo hemos recorrido la mitad del camino y la tarde avanza más de prisa que nosotros. Fernando toma nuevamente el mapa.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Nos faltan veinte kilómetros hasta <strong>Kiparisia</strong> y luego unos cuarenta hasta donde está el palacio de <strong>Néstor</strong>.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La carretera es, al menos, llana. El Sol se va alejando por nuestra izquierda hacia el lejano Oeste y el tráfico es escaso, escaso pero, ¡qué manera de conducir! Pensemos en otra cosa.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Pablo, ¿jugamos a las cartas? -propone Fernando.</div><div style="text-align: justify;">- Mira, Kiparisia... Vaya birria, ¡y con lo qui parisía!</div><div style="text-align: justify;">- Ja, Ja. ¡Qué chispa...!</div><div style="text-align: justify;">- ¿Tú eres idiota o qué?</div><div style="text-align: justify;">- Dejaros de peleas. Pablo, ¿cómo se llaman esas islas que están ahí enfrente de Kiparisia?</div><div style="text-align: justify;">- Ah, espera..., ya lo tengo: son las <strong>Estrófades</strong>.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-24994537202309040312011-01-14T23:27:00.002+01:002011-02-04T21:01:26.245+01:00Los juegos Olímpicos<span style="color: white;">-</span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqvxOSTRewBytNHH_M0nggowEotYO5Q1-ItneWdX_wnUtyCsh6fS1ulyx0z_k5hyphenhyphenB2uZMEJHrBZvbJAuvaHjxs7lZCXDagVMCxLDMhyphenhyphenCSkI_CPw28wYBVKKxcRe7RLRJrdbyOKOikmyKw/s1600/Olimpia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="188" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqvxOSTRewBytNHH_M0nggowEotYO5Q1-ItneWdX_wnUtyCsh6fS1ulyx0z_k5hyphenhyphenB2uZMEJHrBZvbJAuvaHjxs7lZCXDagVMCxLDMhyphenhyphenCSkI_CPw28wYBVKKxcRe7RLRJrdbyOKOikmyKw/s320/Olimpia.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">La vieja Olimpia</span></td></tr>
</tbody></table><br />
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><strong>Olimpia</strong> (nombre de una de las hijas de <strong>Arcade</strong>) es hoy una pequeña villa dedicada por entero al turismo, donde las tiendas de recuerdos y los restaurantes se suceden sin discontinuidad. La calle principal, la carretera de <strong>Pirgos</strong> a Trípoli, tiene mucho tráfico, y las estrechas aceras están completamente invadidas por los abigarrados expositores de las tiendas, así que el caminar por ellas es muy dificultoso. Las terrazas de los restaurantes y cafeterías son amplias y atractivas pero, y es un pero muy importante, ninguna tiene aire acondicionado. Ni que decir tiene que, en estas circunstancias, nos tomamos a toda prisa los capuchinos de rigor (capuchinos griegos, se entiende, que no los maravillosos italianos) y salimos hacia la próxima colina de <strong>Cronos</strong>, al otro lado del <strong>Cladeo</strong>, donde la abundante sombra existente permite unas siestas magníficas.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">El boscoso monte <strong>Cronión</strong> (en realidad, una pequeña colina) está situado en la confluencia de los famosos ríos olímpicos <strong>Alfeo</strong> y Cladeo, y por su ladera, en la parte que mira a la confluencia de los dos ríos, se extiende la zona de ruinas. Aquí, hace quizá más de tres milenios, nacieron unos juegos que, a pesar de una larga interrupción, consiguieron llegar hasta nuestros días plenos de fortaleza. Su origen es incierto, pero parece plausible que todo comenzara con una carrera pedestre de muchachas que se disputaban el honor de llegar a ser sacerdotisas de la diosa Luna. Y, quizá más tarde, tendrían lugar otras competiciones mediante las cuales la diosa (<strong>Hera</strong>) podía elegir a su nuevo amante (<strong>Zeus</strong>), competiciones mortales que el mito de <strong>Pélope</strong> y <strong>Enomao</strong> parece reflejar.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtRU6t-gPICIjfOX5qvjxpSZI8RimdzU5qI5gDn49tplbC_7NVJTMXlWZgaEhqlSAykV_uXA4iaYVSz6yWOYOcRt2AIrDjwKEgrLprhjRsHE_sNl8Bx20GRHGCT21ZvyotN3ddYC6LRVc/s1600/Lucha.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="303" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtRU6t-gPICIjfOX5qvjxpSZI8RimdzU5qI5gDn49tplbC_7NVJTMXlWZgaEhqlSAykV_uXA4iaYVSz6yWOYOcRt2AIrDjwKEgrLprhjRsHE_sNl8Bx20GRHGCT21ZvyotN3ddYC6LRVc/s400/Lucha.bmp" width="400" /></a></div><br />
Las pruebas de selección de sacerdotisas debían tener lugar con ocasión de la coincidencia entre el plenilunio y el solsticio de verano, es decir, cuando Sol y Luna coinciden en su plenitud, hecho que, con una cierta precisión, ocurre cada ocho años (noventa y nueve lunaciones). Sin embargo, también es probable que originalmente las competiciones fueran anuales y que sólo cuando se descubrió esa mayor precisión se produjera el cambio. Para el caso de las competiciones masculinas, encaminadas a proveer de reyes sagrados(1) a la sacerdotisa, los ciclos debían coincidir con los anteriores; sin embargo, de la numerosa mitología existente parece deducirse que los reyes sagrados tenían siempre un mellizo(2) (<strong>Ificles</strong>-Heracles, <strong>Castor</strong>-Polideuces, <strong>Idas</strong>-Linceo, <strong>Teseo</strong>-Pirítoo, <strong>Pelias</strong>-Neleo, etc. ) repartiéndose el año sagrado, o gran año de noventa y nueve lunaciones, en dos olimpiadas de a cuatro años cada una, y gobernando sucesiva o concurrentemente.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Aunque las carreras pedestres parecen ser las pruebas originales, <strong>Pausanias</strong> habla también de una lucha singular que sólo terminaba con la muerte de uno de los contendientes y que se celebraba en recuerdo del combate mantenido entre <strong>Zeus</strong> y su padre <strong>Cronos</strong>. Tal como hemos visto en el mito de Enomao, esta lucha enfrentaría al rey viejo con el aspirante a tal, lucha que, al jugar el pretendiente con ventaja, siempre terminaría de la misma manera: con la muerte del viejo y su sustitución por el nuevo. Si el muerto era el rey sagrado se convertiría en héroe y, con un poco de suerte, hasta en dios; si el muerto era el mellizo, su destino era convertirse en serpiente oracular. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">La lucha de la que habla Pausanias no fue otra que la famosa titanomaquia en la cual Zeus venció a su padre Cronos (ver Efira). En esa lucha, Cronos es el rey viejo vencido por Zeus, el sustituto, quien se casa ritualmente con la diosa-luna Hera. Esto sucedía antes de que los aqueos impusieran el patriarcado; luego, Zeus iría creciendo en importancia y, aunque nunca consiguió deshacerse de Hera, la fue sustituyendo paulatinamente. El auténtico <em>coup d'etat</em> olímpico se produce cuando los aqueos incorporan nuevos varones al comité olímpico (<strong>Apolo</strong>, Dionisio y Hermes), expulsan a <strong>Hestia</strong> y hacen que Atenea, traicionando a las mujeres, opte por la supremacía de su padre...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW0XwTt0U-tKofZZaf6cIqxSJBxRsvvrU21P5THR9ZtZvwXiAJ4nufxoZxx9cu-sU594LdqRmrYfUW6upIj3ymiiwXbyE-a6ybkGrVW8J3bKEgUUHUNZx1JDJL3uxPkp0QmC4V58m48dA/s1600/FACTURA.BMP" imageanchor="1" style="clear: right; cssfloat: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW0XwTt0U-tKofZZaf6cIqxSJBxRsvvrU21P5THR9ZtZvwXiAJ4nufxoZxx9cu-sU594LdqRmrYfUW6upIj3ymiiwXbyE-a6ybkGrVW8J3bKEgUUHUNZx1JDJL3uxPkp0QmC4V58m48dA/s320/FACTURA.BMP" width="239" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="color: #45818e;">Factura del cámping</span></td></tr>
</tbody></table>Estamos ya en el cámping y, bajo la alta cúpula sembrada de estrellas con que esta noche de Olimpia nos obsequia, preparamos nuestra mesa y nos disponemos a disfrutar de una frugal cena. Es entonces cuando Pablo pregunta:</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">- Oye, ¿y de las ruinas no vas a contar nada?</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">- Eso te lo dejo a ti.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">- ¿A mí...? Por mí no es necesario: ¡viene en las guías! ¿Y de los juegos olímpicos?, tampoco has dicho nada...</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">- También eso te lo dejo a ti, en algo tendrás que colaborar.</div><div style="text-align: justify;">- Pues mira... Eso me lo sé mejor porque lo he preparado para el vídeo. -Como creo haber dicho ya, Mariló es la encargada de la cámara, mientras que Pablo, bien que mal, hace de presentador.</div><div style="text-align: justify;">- Pues venga, cuéntanos algo.</div><div style="text-align: justify;">- Si pagas bien... Bueno, te daré un dato (¡ojo al dato!): un tal <strong>Teagenres</strong> llegó a ganar 1.400 coronas.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">- Sería profesional y los demás aficionados...</div><div style="text-align: justify;">- No, no. Profesionales eran todos, al menos a partir del siglo V a.C. Os voy a leer lo que dice la guía de <strong>Anaya</strong>:</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><em>Los atletas estaban fuertemente subvencionados por sus Estados y, si vencían en Olimpia, exigían grandes cantidades de dinero por participar en juegos de otros lugares. También el soborno se convirtió en algo corriente, pese a los solemnes juramentos prestados</em>... Y luego dice que los romanos lo degradaron todo, e impusieron los premios pecuniarios en vez de la simple corona de olivo. Dice: <em>Nerón retrasó durante dos años la celebración de los juegos para poder competir (y ganar) en pruebas especiales de canto y lira, además de la carrera de cuadrigas, en la que diplomáticamente fue declarado vencedor, no obstante haberse caído dos veces y no haber logrado terminar...</em></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Y, entonces, ¿el atleta más conocido quién fue, ese Teagenres?</div><div style="text-align: justify;">- No, parece que el más conocido fue <strong>Milos de Crotona</strong> porque ganó medalla, quiero decir ramo de olivo, en tres olimpiadas consecutivas, y además en lucha.</div><div style="text-align: justify;">- O sea que los atletas de la época ya eran casi tan famosos como los actuales.</div><div style="text-align: justify;">- O más, porque recuerda que entonces, según la guía de El País Aguilar, <em>ante un campeón olímpico retrocedían hasta los generales triunfantes...</em></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-48426234534216904302010-08-28T22:13:00.003+01:002010-08-29T19:48:55.149+01:00La diosa Luna<div style="text-align: justify;"><span style="color: white;">-</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgps4q54dJzx2R-sLdY7G9go5i_Xp4KAUUPE09dOsMn2alj3Ww93_UOgxWlSaXIj4TsDkBkLRYT5twdGwLJLScRzZ8P-0dHjyRtDDSnHwIvkHOe2AtoEzZ8MX4xyR96eefPjyIJsKCfPt4/s1600/MAQUETA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="327" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgps4q54dJzx2R-sLdY7G9go5i_Xp4KAUUPE09dOsMn2alj3Ww93_UOgxWlSaXIj4TsDkBkLRYT5twdGwLJLScRzZ8P-0dHjyRtDDSnHwIvkHOe2AtoEzZ8MX4xyR96eefPjyIJsKCfPt4/s400/MAQUETA.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Maqueta de la ciudad de Olimpia. En el centro, el templo de Zeus</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mármax, <strong>Mirtilo</strong>, Excita-caballos... Se dice que <strong>Mármax</strong> fue el primero de los pretendientes de <strong>Hipodamía</strong> que encontró la muerte en la fatal carrera. Fue enterrado en la curva del hipódromo y su espíritu (¿o era el de Mirtilo?) asusta a los caballos y provoca los accidentes que ritualmente matan al rey...(!) </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">-¿Cómo, cómo? - Pregunta Fernando, sorprendido.</div><div style="text-align: justify;">- Claro. ¿No sabías que en cada carrera mataban un rey?</div><div style="text-align: justify;">- ¡Qué bestias! ¿Y por qué?</div><div style="text-align: justify;">- Mira, lo que tienes que hacer es traernos unas bebidas... ¿Te acuerdas de <strong>Piteo</strong>?</div><div style="text-align: justify;">- ¿Los que estaban ayer en el cámping?</div><div style="text-align: justify;">- Sí. Pues trae unas cervezas también para ellos porque vienen por allí. Toma mil dracmas; supongo que te llegarán.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><strong>Piteo</strong>, hijo de Pélope, y por tanto, hermano de <strong>Atreo</strong> y <strong>Tiestes</strong>, fue el padre de <strong>Etra</strong>, la madre de <strong>Teseo</strong>, y era el hombre más sabio de su tiempo. Pero, para nosotros, Piteo es alguien mucho más próximo: es simplemente un viejo amigo al que conocimos ayer y al que, por sus conocimientos, hemos bautizado con ese nombre. Viaja con su mujer en una "cámper" un tanto destartalada y, por su modo de hablar, debe ser profesor de algo en alguna universidad. O quizá ya esté jubilado, pues parece bastante mayor. Pero, en todo caso, su gracejo andaluz y lo extrovertido de su carácter hacen ameno el charlar con él.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Fernando y nuestros amigos se acercan juntos. Nos saludamos, nos recolocamos todos bajo la escasa sombra del querido pino y, con los fríos botes de bebida en la mano, comenzamos una agradable conversación.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Hace calor, ¿eh?</div><div style="text-align: justify;">- Mucho. Abrasaditos estamos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Nació el hombre sobre la tierra y, sintiéndose en su regazo maternal, pensó: ésta tiene que ser la Madre Tierra, <strong>Gea</strong>, la Gran Diosa, el origen de todo. Luego alzó sus ojos hacia arriba, y vio el azul del cielo que lo cubría como una inmensa cúpula, y se dijo: habrá salido de las entrañas de Gea; será <strong>Urano</strong>, su hijo. Y sintióse feliz... hasta que vio como el tiempo, <strong>Cronos</strong>, lo devoraba y lo conducía a la muerte. Así que, meditó en los misterios de la vida pero no halló respuesta sino en la inescrutable voluntad de los dioses.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Luego, sintiendo hambre, tomó frutos de los árboles y se alegró de que nadie se opusiera a lo que hacía... Pero no pudo ser feliz por mucho tiempo porque la abundancia y la plenitud del estío se marchitaban y se morían con la llegada de las lluvias y del frío. Volvía la abundancia..., y volvía la escasez; venía el calor..., y retornaban los fríos; y hasta los árboles, magníficamente vestidos cuando los largos y cálidos días, se quedaban de nuevo desnudos, azotados por el gélido viento del norte. Miró, pues, al cielo inquietante y allí estaba la luna: creciente o redonda, menguante o ausente; la vida que nace, la juventud, la dorada madurez..., y, luego, la decrepitud y la muerte. Lo comprendió todo en un instante: he aquí, se dijo, la Luna, la diosa que rige los ciclos de la fertilidad de los árboles y de las cosechas, de las lluvias y de los fríos, de la vida y de la muerte...</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Hombre, es muy poético pero... creo que eso es mucho filosofar. Una civilización primitiva no podía hacer elucubraciones tan complejas. Supongo que todo empezaría mucho antes, con el animismo, o el fetichismo...</div><div style="text-align: justify;">- Por supuesto. Pero, al final, uno de esos fetiches acabaría imponiéndose. Y ese tuvo que ser la Luna, antes incluso que el Sol.</div><div style="text-align: justify;">- Pero un fetiche es un objeto pequeño, algo que una familia puede comprar, poseer, vender... y que sirve de morada a un espíritu. No puede ser la Luna...</div><div style="text-align: justify;">- ¿Y por qué no? ¿Por qué un fetiche afortunado, que haya traído suerte en el pasado, no puede identificarse con la Luna? Es cuestión de tiempo...</div><div style="text-align: justify;">- Hombre, todo es posible.</div><div style="text-align: justify;">- Claro que es posible. El hombre primitivo tuvo que darse cuenta de ese crecer y morir de la Luna. Tuvo que compararlo con su propio ciclo de vida y muerte, y con el del resto de los animales y plantas, y con el de las estaciones: verano, invierno, verano, invierno... Y parece evidente que, a continuación, trataría de congratularse con ese ser tan poderoso, de propiciarlo, pero como carecía de cualquier forma de culto, hubo de empezar por crearlo. </div><div style="text-align: justify;">- ¿Y cómo lo crea? ¿Qué le puede ofrecer el hombre primitivo a una diosa como la Luna?</div><div style="text-align: justify;">- Pues lo mismo que le ofrecía a cualquiera de sus fetiches anteriores. Él tenía necesidad de comer y poco más. Pensaría que esas eran también las necesidades de todo espíritu y de ahí que ofreciera a sus idolillos comida y bebida.</div><div style="text-align: justify;">- Pero los ídolos no comen...</div><div style="text-align: justify;">- Ya, físicamente no, pero, en su opinión, había una forma de hacer llegar el alimento a los dioses: si eran espirituales, el aire, el humo tenía que llegar hasta ellos. Y por eso quemaban las ofrendas. En el caso de los líquidos era más fácil: comprobarían que al verterlos sobre la tierra desaparecían, se evaporaban, y, en su entender, tenían que ser los espíritus quienes los bebían... De ahí las libaciones...</div><div style="text-align: justify;">- El humo de la grasa que sube hasta el cielo... y la sangre de la víctima que se derrama sobre el altar... Sigue, sigue.</div><div style="text-align: justify;">- Estábamos con la Luna. Parece lógico que, para una mente primitiva, sea ella la diosa regidora de la fertilidad, la diosa que nace en el novilunio, que alcanza su plenitud en el plenilunio y que camina luego hacia su muerte...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">He ahí, pues, la triple diosa-luna, <strong>Hera</strong>, la diosa fundamental de una sociedad matriarcal, de una sociedad preocupada por la fertilidad de las tierras y de los ganados, por la necesidad de hijos numerosos capaces de enriquecer la tribu. Será <strong>Kore</strong> cuando joven o <strong>Deméter</strong> cuando adulta o <strong>Perséfone</strong> cuando se hable de la muerte; será <strong>Hestia</strong> cuando cuide de la riqueza de la casa, o <strong>Afrodita</strong> cuando se trate de procreación; o será, tal vez, <strong>Atenea</strong> cuando haya que defender el clan. Tendrá numerosos nombres, se llamará de un modo o de otro, (<strong>Astarté</strong>, <strong>Isis</strong>, <strong>Tanit</strong>...) pero siempre será la triple diosa luna, la que rige los ciclos de la vida, aquella a la que se adora en las noches de plenilunio... Y serán sus símbolos el arco, la doble hacha (el <em>labris</em>), la cornamenta de un buey o cualquier cosa en forma de cuarto creciente o menguante...</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">En la tierra, será adorada por un colegio femenino cuya ninfa suprema, la reina tribal, representa a la diosa. Con sus compañeras, se encargará de los ritos sagrados capaces de provocar su propia fertilidad, ritos que serán orgiásticos, los únicos fecundantes en una sociedad desconocedora de la función procreadora del hombre.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Un doble ciclo, lunar y solar, regirá la fertilidad, la vida y la muerte. Y cuando, en la quincuagésima lunación(1), los dos ciclos se sincronicen, y coincidan plenilunio y solsticio de verano, se completará el gran año, el año sagrado, el año olímpico. Entonces, unas difíciles pruebas (enfrentarse a un toro salvaje, o a un fiero león, o vencer en una carrera mortal...) permitirían seleccionar al <em>zeus</em>, el guerrero más fuerte, el compañero de la reina en cuyo nombre mandaría el ejército. Y completado el ciclo, cada nuevo año sagrado, se repetirían la pruebas, pruebas en las que el rey viejo debía sucumbir ritualmente ante el empuje del nuevo.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoxF4Nko2fJaZrNk9-JH9a2AcqteEt3xvLKJF_a4zgt28nkn8cSvY3FbP5ta9rekHqt0GYzJBZDc-DX-hvr4GDoZ8ZCmCi57HgeHkMPCq-1kuodpaQmqjCIEkdOEoisG_mAsqJmru7szs/s1600/OLIMPIA6.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="288" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoxF4Nko2fJaZrNk9-JH9a2AcqteEt3xvLKJF_a4zgt28nkn8cSvY3FbP5ta9rekHqt0GYzJBZDc-DX-hvr4GDoZ8ZCmCi57HgeHkMPCq-1kuodpaQmqjCIEkdOEoisG_mAsqJmru7szs/s400/OLIMPIA6.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #3d85c6; font-size: x-small;">Restos de las columnas del templo de Zeus</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Espera, espera. Cuéntanos despacio eso del nuevo <em>zeus</em>. ¿Por qué hemos de pensar que la reina quería un nuevo amante cada año?</div><div style="text-align: justify;">- Amigo mío, el hombre no servía para nada: no se conocía su función procreadora. Sólo la ninfa-reina-abeja era importante. Los zánganos tenían que ser cíclicos, como todo lo que se relacione con la fertilidad y la Luna. ¿No muere el grano de cereal para producir nueva vida? Así debía hacerse con el más valiente de los guerreros. Su muerte era necesaria para engendrar nueva vida, para fertilizar las tierras...(2). Lo seleccionarían con cuidado, el más esforzado, el que superara las difíciles pruebas impuestas, y, luego, habría de ser sacrificado. Al principio, cada año; después, con el pretexto de que los ciclos lunar y solar no coincidían sino cada cuatro años(3) (en la quincuagésima lunación. Ver, sin embargo, más abajo) el rey se negaría a morir y, para no ofender a la Hera de turno, sería necesario sacrificar a un interrex, a un niño al que previamente se le hacía reinar por un día. Mientras, el auténtico rey se haría el muerto en alguna tumba escondida para luego, pasado el día fatal, renacer misteriosamente revestido de poder, deificado, inmortal, convertido en héroe.</div><div style="text-align: justify;">- Un momento. O sea que, si he entendido bien, <strong>Hipodamía</strong> era la sacerdotisa de la Luna, <strong>Enomao</strong> era el rey que debía morir ritualmente, <strong>Pélope</strong> es el nuevo amante que vence en la carrera y, por tanto, debe matar al viejo rey y sustituirlo como amante...</div><div style="text-align: justify;">- Muy bien. Sólo te falta el interrex, el "rey por un día".</div><div style="text-align: justify;">- No me digas más: ¡<strong>Mirtilo</strong>!</div><div style="text-align: justify;">- Efectivamente. Mirtilo tenía que dormir con Hipodamía una sola noche: rey por un día, y luego la muerte. Pero, al menos en una época determinada, el verdadero amante de la reina duraba cuatro años, hasta que en la siguiente olimpiada se eligiera al nuevo Pélope: es ahí donde el Enomao de turno muere de verdad. La boda entre el zeus Pélope y la hera Hipodamia (la suma sacerdotisa) completaría el rito.</div><div style="text-align: justify;">- Oye, me temo que es la hora de la comida. ¿Qué te parece si esta noche continuamos?</div><div style="text-align: justify;">- Estupendo. Para entonces ya habrán llegado los aqueos, el antiguo matriarcado quedará como un simple recuerdo y la patrilinealidad se habrá impuesto. Hera habrá perdido importancia, los dioses recién llegados, después de vencer a los antiguos en la famosa titanomaquia, se habrán repartido el mundo: zeus-Zeus se quedará con la tierra y con el cielo, zeus-Poseidón con el dominio sobre el anchuroso ponto y zeus-Hades, con peor suerte, obtendrá el control sobre el mundo subterráneo (aqueo, eolio y jónico respectivamente). Sin duda, para entonces ¡el machismo ya se habrá impuesto...!</div><div style="text-align: justify;">- En otras palabras: la reina matriarcal del clan-colmena será sustituida por un rey poderoso, por un <em>wanax</em> omnipotente, ¿no es así?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero ya no hubo respuesta. Alguien había sugerido un sitio para comer y los estómagos estaban vacíos. El Sol, por su parte, ahora vengador de los excesos de la diosa Luna, reinaba omnipotente en el cielo. Calor, sudor..., y más calor. Pero, en mi mente, una idea parecía tomar forma: entonces, claro, los juegos olímpicos no eran sino eso... ¡cómo no se me había ocurrido! </div><div style="text-align: justify;">_______________ </div><div style="text-align: justify;"><ol><li><span style="font-size: x-small;">En realidad, la primera sincronización aceptable entre los ciclos lunar y solar no se produce sino tras noventa y nueve lunaciones, pero, dado que se supone que el rey compartía ese período con un sustituto o co-rey, puede dividirse en dos con lo que se obtiene el ciclo más corto o año olímpico (ver más adelante).</span></li>
<li><span style="font-size: x-small;"><em>Y si Cristo no hubiera resucitado, ¿cómo podría crecer el trigo?</em> (Ver Eleusis)</span></li>
<li><span style="font-size: x-small;">En la organización matriarcal prehelénica las tribus estaban gobernadas por una reina, cuyo amante anual era sacrificado a fin de año, bañando con su sangre árboles y cosechas. Las sacerdotisas, disfrazadas de yeguas, cerdas o perras, devoraban su carne. Los enloquecidos seguidores de Dioniso continuaron estas prácticas caníbales hasta el siglo VI, siendo Orfeo su víctima más famosa. (Guía Fodors). En Creta se sustituyó pronto a la víctima humana por un cabrito; en Tracia, por un ternero; entre los adoradores eolios de Poseidón, por un potro; pero en los distritos atrasados de Arcadia todavía se comía sacrificialmente a niños, incluso en la era cristiana. (R. Graves).</span></li>
</ol></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-7812970375966614682010-06-27T10:32:00.000+01:002010-06-27T10:32:47.678+01:00Olimpia: Pélope y Enomao<div style="text-align: justify;"><span style="color: white;">-</span></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhv6EYIMdYOnrbOCYY66fbEyWzw5GDIW01ElEin7xfEV0SYvUh-z5T1M62lg4ZigfZuZ6CokguSOsaX0hKiB21oM8VhMaeNdTpvE42lFRiCSy-tnDrBV2WY0JpnGKnyZDtahXTsuAWJEwk/s1600/OLIMPIA7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="228" ru="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhv6EYIMdYOnrbOCYY66fbEyWzw5GDIW01ElEin7xfEV0SYvUh-z5T1M62lg4ZigfZuZ6CokguSOsaX0hKiB21oM8VhMaeNdTpvE42lFRiCSy-tnDrBV2WY0JpnGKnyZDtahXTsuAWJEwk/s400/OLIMPIA7.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">El estadio de Olimpia en la actualidad</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">El estadio de Olimpia nunca dispuso de asientos, los espectadores debían permanecer de pie en los taludes laterales durante el tiempo de desarrollo de las pruebas. Hoy, los espectadores somos únicamente turistas y podemos permanecer tumbados sobre el césped reseco durante horas, y observar las descuidadas pistas en las que grupos de curiosos han sustituido a los atletas: unos se fotografían, otros ensayan cortas carreras, los más permanecen en silencio. El inagotable Helios inicia una nueva ascensión hasta lo alto de la bóveda celeste, y quien más quien menos busca alguna sombra con que guarecerse de su cálido brillo. En nuestro caso, es un pino joven, de copa rechoncha y pequeña, el que nos alivia del calor; otros, más previsores, vinieron provistos de las correspondientes sombrillas y se guarecen a voluntad. Pero, previsores o no, todos sufrimos por igual este olímpico calor estival.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Desde aquí arriba, desde la sombra de este maravilloso pino situado en la ladera del monte <strong>Cronión</strong>, se ve todo el recinto olímpico. Y es un espectáculo observar a los grupos organizados que, avanzando de árbol en árbol, de sombra en sombra, van deteniéndose para comentar las viejas leyendas, los antiguos mitos. Nosotros, tumbados bajo nuestra propia sombra, lo observamos todo: gente y piedras, árboles y muros, columnas y pasillos. Es todo un perfecto desorden. Si el misterio fallara, estaríamos ante una vulgar cantera: sillares y más sillares, todo por el suelo. Pero, no; el misterio está ahí, se siente, se palpa. Y cuando la mirada se eleva por encima de las ruinas y se fija en la amplia y fértil llanura que nos separa del <strong>Alfeo</strong> reaparece la belleza; pero sigue el misterio, la magia, como si algo emanara del interior de la tierra y nos embriagara suavemente. Olimpia es, sin duda, un lugar sagrado. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Y volvemos la vista hacia el estadio que el tórrido calor va dejando vacío, y, más allá, sobre el sitio que ocupó el mítico hipódromo hoy inexistente. Los rayos de luz reverberan sobre la cálida tierra y la imaginación se pierde en el tiempo. He ahí, pensamos, el <strong>Mármax</strong>, el Excita-caballos, el espíritu de <strong>Mirtilo</strong>. Nos imaginamos a <strong>Hipodamía</strong> bajo su tenue peplo... </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxJLwXHAQnrBQwsyTxh3Bm0gR3aqtDbO3lg8FymcpuqwPD897K9h_tbKe2FlYZ9JIN5axNhYaTEXXnENt5yzzmu3hw3emk3Le8VS6-dDvapB7mWONH20tHCygYRIqDZJzwFWhChMFXu1c/s1600/P%C3%A9lope+e+Hipodamia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="203" ru="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxJLwXHAQnrBQwsyTxh3Bm0gR3aqtDbO3lg8FymcpuqwPD897K9h_tbKe2FlYZ9JIN5axNhYaTEXXnENt5yzzmu3hw3emk3Le8VS6-dDvapB7mWONH20tHCygYRIqDZJzwFWhChMFXu1c/s400/P%C3%A9lope+e+Hipodamia.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Pélope e Hipodamia</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Como ya sabemos, <strong>Pélope</strong>, el hijo de <strong>Tántalo</strong>, había sido cocinado por su padre y servido a los dioses como plato suculento. Pero, salvo <strong>Deméter</strong> que se comió la paletilla izquierda, los dioses descubrieron qué tipo de carne se les servía y rehusaron tal banquete. Es más, Zeus, encolerizado por el hecho, castigó duramente a Tántalo y decidió resucitar a Pélope, para lo que, mágicamente, coció de nuevo los trozos en una caldera de regeneración, y el muchacho revivió sumamente embellecido. Esta divinal belleza hizo que <strong>Poseidón</strong> lo tomara por amante, de lo que, pasados los años, se aprovechó Pélope. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Y es que Pélope, cuando se hizo mayor, acabó por enamorarse de <strong>Hipodamía</strong>, la hija del rey <strong>Enomao</strong> que gobernaba en esta zona de Pelasgia. Pero, quizá porque un oráculo le había advertido que su yerno lo mataría, lo cierto es que Enomao no deseaba que su hija contrajera matrimonio. Así que, para evitar su casamiento, tuvo la tétrica idea de desafiar a los posibles pretendientes a una carrera de carros en el hipódromo de Olimpia: si el pretendiente vencía obtendría a su hija, pero, si no era así y quien vencía era Enomao, el pretendiente tendría que morir. Por supuesto que Enomao no era tonto: él tenía un tiro de caballos, hijos del <strong>Viento del Norte</strong>, que <strong>Ares</strong> le había regalado y que eran absolutamente invencibles. Por otra parte, su carro era conducido por <strong>Mirtilo</strong>, hijo de <strong>Hermes</strong>, un auriga tan invencible como los propios caballos. No es, pues, de extrañar que Enomao hubiera vencido ya a doce pretendientes cuyas cabezas decoraban macabramente las puertas del palacio real.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Ante lo arriesgado de la misión, Pélope recurrió a Poseidón, su antiguo amante, y le pidió ayuda. No podía fallarle el dios, y no le falló, pues le envió un carro alado, hecho de oro, que podía correr por encima de las olas sin mojarse y del cual tiraba un tronco de caballos alados, incansables e inmortales. Claro que, aún así, Pélope no las tenía todas consigo y, después de pensar mucho en ello, concluyó que una cierta ayuda por parte de Mirtilo tampoco le vendría mal. Para conseguir esa colaboración, y sabiendo que Mirtilo estaba silenciosamente enamorado de Hipodamía, le prometió que si conseguía la victoria, y por tanto la muchacha, le dejaría pasar la noche de bodas con ella.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Mirtilo, que no había podido resistir la oferta, preparó cuidadosamente el carro de Enomao, si bien, simulando engrasarlo, sustituyó las cuñas de sujeción de las ruedas por cera de abeja con la esperanza de que al calentarse el eje con el rozamiento se derritiera ésta y, dejando salir la rueda, provocara un accidente. Y así fue: poco después de comenzar la carrera, en la primera curva, la rueda exterior se salió como Mirtilo había previsto, el carro se rompió y, aunque el auriga pudo salvarse saltando del mismo, Enomao quedó enredado en los restos y murió arrastrado por los caballos. Pero antes de morir tuvo tiempo de maldecir a Mirtilo por su traición y de rogar a los dioses que le hicieran morir a manos de Pélope.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Terminada la prueba con el triunfo del pretendiente, Mirtilo reclamó su derecho a pasar esa primera noche con Hipodamía a lo que Pélope no dijo nada. Mas, horas más tarde, cuando ambos abandonaban Olimpia en compañía de la muchacha recién conquistada, en un momento en que Mirtilo estaba distraído, Pélope propinó una fuerte patada al hijo de Hermes y lo lanzó por un alto precipicio causándole la muerte. Así se cumplió la maldición de Enomao y comenzó otra, pues Mirtilo, antes de morir y ser convertido en la constelación del <strong>Auriga</strong> por su padre <strong>Hermes</strong>, maldijo a Pélope y a toda su descendencia.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Pélope, después de ser purificado del asesinato cometido, ocupó el trono de Elide dejado vacante por Enomao y, por su valor, su buen juicio y su riqueza fue envidiado en toda Grecia hasta tal punto que, por mutuo acuerdo, la gente comenzó a llamar Peloponeso a estas tierras que antes se llamaron Pelasgia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span> </div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-37261678694293219192010-06-12T13:38:00.001+01:002010-06-12T13:51:04.308+01:00Y Zeus se hizo dios<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAYPQnW_0jdvw1OI5FVltbhHnZBqXRtrTlGP486q9pUOM-ByMMvC-Fk4E6y93NNYRW-xSsxUyGO3DMKRIAX8EJNepcByYrsfwKNEJbRSZ1Z0GsLQxYCaQOV9Znrs_qwPz2EiuI9KeaoVE/s1600/OLIMPIA4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" qu="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAYPQnW_0jdvw1OI5FVltbhHnZBqXRtrTlGP486q9pUOM-ByMMvC-Fk4E6y93NNYRW-xSsxUyGO3DMKRIAX8EJNepcByYrsfwKNEJbRSZ1Z0GsLQxYCaQOV9Znrs_qwPz2EiuI9KeaoVE/s640/OLIMPIA4.jpg" width="419" /></a></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Zeus raptando a Ganímedes</span></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-32287247167587393142010-05-13T20:10:00.003+01:002010-05-16T19:27:46.437+01:00Camino de Olimpia: Élide<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU2MazismYY-89UzVkB49a9qIUeHEW4rP6oILp1kLYFQ2cnoBccXTALTyhtAMbe4tR4y1ENv0_ihqemmoh9XEdzt205MAazXjiYxmRuoSVmmTFxYfTJu0wJYbDA4d72lpKVBrjjIqFJlc/s1600/%C3%89lide.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU2MazismYY-89UzVkB49a9qIUeHEW4rP6oILp1kLYFQ2cnoBccXTALTyhtAMbe4tR4y1ENv0_ihqemmoh9XEdzt205MAazXjiYxmRuoSVmmTFxYfTJu0wJYbDA4d72lpKVBrjjIqFJlc/s400/%C3%89lide.jpg" width="282" wt="true" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Élide (foto jct)</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
Y seguimos avanzando parsimoniosos. A nuestra derecha sigue el amplio mar Jónico, hoy azul y calmo, que se extiende hasta fundirse con el horizonte; y a nuestra izquierda pequeñas ondulaciones de terrenos resecos en los que, de cuando en cuando, pasta alguna oveja o cabra; más allá, continúa la legendaria cadena del <strong>Erimanto</strong> elevándose altiva hasta el cielo. El Sol, tirado por los alados corceles <strong>Lampo y Faetonte</strong>, camina cansino hacia lo alto de la bóveda celeste, la carretera reverbera bajo el abrumador derroche de luz y de calor y las chicharras trabajan a destajo como temiendo un final prematuro de este verano griego. Es casi mediodía y, bañados en sudor, seguimos nuestro camino hacia <strong>Olimpia</strong>, la antigua capital de <strong>Elide</strong>.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgOaQprkUoBDVgmMf2VnVGgj2UOVhxtGzfyhYp560-LYmwU6QUglZ6iEmyxSKVkkzaigCY3WOF0SD0pgHlpirzMmoWvdlxlu0nf3mxv3xNN0Ly0-G6qU1Ox28jfBwp3jHN8DrgAHntUiY/s1600/Heracles+y+Augias.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgOaQprkUoBDVgmMf2VnVGgj2UOVhxtGzfyhYp560-LYmwU6QUglZ6iEmyxSKVkkzaigCY3WOF0SD0pgHlpirzMmoWvdlxlu0nf3mxv3xNN0Ly0-G6qU1Ox28jfBwp3jHN8DrgAHntUiY/s400/Heracles+y+Augias.jpg" width="275" wt="true" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Heracles limpiando los establos de Augias</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Tiempo después de que <strong>Heracles</strong> cazara al famoso jabalídel Erimanto, recibió de <strong>Euristeo</strong> el encargo de limpiar las cuadras del rey <strong>Augias</strong>. Este rey de Elide poseía un numerosísimo rebaño vacuno que guardaba en unos establos que no había limpiado jamás. El olor despedido por los excrementos de los animales era tal que llegaba a las regiones vecinas, y sus habitantes se quejaban de tener que respirar tal pestilencia. Cuando Heracles llegó para cumplir con su trabajo, el quinto de los encomendados por Euristeo, Augias le retó a limpiarlos en un solo día. En caso de hacerlo así, se comprometió a abonarle como recompensa una parte del propio ganado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Tanto Euristeo como Augias se regocijaban imaginándose al gran Heracles transportando en cestos todo aquel estiércol pestilente, pero Heracles, bien solo o bien ayudado por su sobrino <strong>Yolao</strong>, decidió desviar el curso del río <strong>Alfeo</strong>, el mismo que transcurre plácido por Olimpia, para que, pasando a través de los establos, arrastrara toda la hediondez acumulada. Y lo hizo todo tan deprisa que cuando el sol quería ocultarse por Occidente ya él había terminado su encargo. Se fue entonces en busca de Augias para recoger lo prometido, la décima parte del ganado, pero éste, arrepentido de la promesa realizada, se limitó a decir que no se merecía pago alguno pues no había sido él quien había realizado el trabajo sino los mismos dioses fluviales.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Todavía encolerizado por la rotura de las promesas realizadas por Augias, Heracles llegó junto al rey Euristeo y éste, para colmo, se negó a considerar lo efectuado como uno de los trabajos que debía realizar para él pues lo había ejecutado pagado por Augias.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Años más tarde, cuando Heracles terminó los trabajos que debía realizar para Euristeo, se acordó del trato recibido en Elide y, reclutando un importante ejército de arcadios, declaró la guerra al rey Augias. <strong>Neleo</strong>, entonces rey de <strong>Pilos</strong>, ayudó a los eleos y, ciertamente, <em>ésta no fue una de las acciones más brillantes de Heracles pues su ejército, derrotado, huyó vergonzosamente del campo de batalla</em>.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Llegados a <strong>Pirgos</strong>, la actual capital de la región, la carretera se divide y mientras un ramal continúa hacia el Sur sin separarse de la costa, el otro se adentra hacia Olimpia y llega hasta <strong>Tripoli</strong> después de cruzar toda la <strong>Arcadia</strong>. Pirgos es una ciudad provinciana sin más interés que el de su proximidad a la celebérrima Olimpia por lo que sólo nos detenemos lo indispensable para una pequeña visita médica (un impétigo impertinente que atacó a Fernando) y continuamos viaje hasta la ciudad de los juegos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAbsrBdo8R3wwTt616BoTF6sXf7aSAIKk6VhzHcqhdC5TqCDEBFLwG13kbXD5nDyvRqEK1gmxdcKy_zdyZ_KrCfAWen3JwEglgHiHGueQcoEdqynSkzZTdyFyn47MMrdx5OdrxKR6FRic/s1600/Fernando+con+imp%C3%A9tigo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAbsrBdo8R3wwTt616BoTF6sXf7aSAIKk6VhzHcqhdC5TqCDEBFLwG13kbXD5nDyvRqEK1gmxdcKy_zdyZ_KrCfAWen3JwEglgHiHGueQcoEdqynSkzZTdyFyn47MMrdx5OdrxKR6FRic/s400/Fernando+con+imp%C3%A9tigo.jpg" width="330" wt="true" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Un impétigo impertinente</span></div><div style="text-align: center;"><br />
<div style="text-align: justify;">Es ya más de media tarde. Un amplio aparcamiento, entre las olímpicas ruinas y el museo que guarda los restos más hermosos, nos acoge y, como la hora ya no es propicia para otra cosa, preparamos la visita del día siguiente, nos tomamos un café y adecuamos nuestra mente al mítico entorno. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><strong>Salmoneo</strong> y <strong>Sísifo</strong> eran hijos de <strong>Eolo</strong>, y cuando éste murió ambos se disputaron el trono de <strong>Tesalia</strong>. En un principio, la victoria fue para Salmoneo, pero, más tarde, a causa de las oscuras maniobras realizadas por su hermano Sísifo (ver Sísifo, en Corinto) Salmoneo fue expulsado del trono por su propio pueblo y tuvo que huir con una pequeña colonia eolia hasta esta región de Elide. Aquí construyó la ciudad de Salmone e intentó igualarse al propio <strong>Zeus</strong>, lo que disgustó mucho a su pueblo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Salmoneo se construyó numerosos altares y transfirió a ellos los sacrificios que antes se dedicaban a Zeus. Es más, intentando competir con el padre de los dioses, pretendía ser capaz de provocar la lluvia, y para ello recorría las calles de Salmone arrastrando calderos y cadenas que simulaban el trueno al tiempo que lanzaba antorchas encendidas como si fueran auténticos rayos. Pero un día, Zeus, encolerizado por tamaña farsa, le lanzó un rayo de verdad que lo destruyó a él y a toda la ciudad</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Hija de Salmoneo fue <strong>Tiro</strong>, la madre de <strong>Neleo</strong> y abuela de <strong>Néstor</strong>, pero de ellos hablaremos más adelante, al llegar a Pilos.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mientras Mariló y yo saboreábamos el ardiente café recién preparado, los niños se conformaban con una "cola" fría, lo que parecía más apropiado para un cálido día de Agosto como el que nos ocupa. Alrededor de la pequeña mesa de cámping, instalada bajo los umbrosos plátanos del aparcamiento, releíamos una y otra vez las variadas guías de que íbamos provistos y charlábamos sobre la última lectura.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- A mi el mito de Salmoneo me parece una tontería - dice Fernando - es una chorrada como un pino...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- No, no, verás... Yo creo que es un mito fundamental. Nos informa de la magia que utilizaban para provocar la lluvia, nos dice que esa magia era realizada por el mismo rey y, lo que es más importante, nos insinúa que, en un principio, Zeus y el rey eran identificables, eran la misma persona, es decir, zeus era un simple tratamiento real...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Ya. Si empezamos a inventar... - dice Pablo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- ¿Recuerdas la frase de <strong>Graves</strong> que comentábamos el otro día "<em>y los cretenses, que son unos mentirosos, decían que Zeus moría y resucitaba cada año</em>"? ¿Sí, verdad? ¿Y no crees que también ahí se está identificando a Zeus con un mortal? Quédate con esta idea: en principio no había dioses sino diosas, pero luego vinieron los aqueos, cuyos reyes se llamaban <em>zeus</em>, y se casaron con las diosas pelasgas, o, mejor, con sus sacerdotisas... Y ya los varones fueron los auténticos dioses: el patriarcado acababa de imponerse al matriarcado.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Muy bonito. Pero, ahí no dice eso...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Hombre, hacen falta muchos mitos para poder elaborar una idea. Espera y verás...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Era ya de noche. Recogimos nuestros trastos y subimos al <strong>Alfiós</strong>, un cámping encaramado en lo alto del pueblo, en un pequeño otero que el <strong>Cladeo</strong>, por el Este, separa de la colina de <strong>Cronos</strong>; mientras por el Sur, un <strong>Alfeo</strong> al que ya se han unido las aguas del Cladeo, se extiende en un ancho y fértil valle. La luna llena de Agosto lo bañaba todo de plata y la piscina, iluminada desde el fondo por suaves luces de color azul turquesa, parecía mágica. Un baño así no se olvida fácilmente. Y, ¡cómo no!, el tiempo acaba convirtiéndolo... en mito.</div></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-90436482986017565842010-05-02T11:19:00.000+01:002010-05-02T11:19:07.996+01:00Camino de Olimpia: Acaya<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfA2cyYRrQjSe_YLwrAuQs7lb91xzDsfB_FRuzjGsHdse1Dh1ZsYsgA1ftgXkItarEdeBIBTaho5YNlaADB2OpjpiO7mNy1mVIhrFS4qxz_B4tbckyrS9tSE8et7RYH9zIu0hhmg4u_Ok/s1600/Heracles+y+el+jabali.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfA2cyYRrQjSe_YLwrAuQs7lb91xzDsfB_FRuzjGsHdse1Dh1ZsYsgA1ftgXkItarEdeBIBTaho5YNlaADB2OpjpiO7mNy1mVIhrFS4qxz_B4tbckyrS9tSE8et7RYH9zIu0hhmg4u_Ok/s400/Heracles+y+el+jabali.jpg" tt="true" width="300" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Heracles y el jabalí del Erimantos</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En cuanto nos alejamos unos kilómetros de Patras, la circulación disminuye y la carretera se aproxima hasta el borde del mar azul. A nuestra izquierda, las suaves montañas aqueas, unos picos arcaicos redondeados por la erosión, se cubren de una vegetación pobre de color verde aceituna, salpicada aquí y allá por bajos y rechonchos pinos y algún que otro plátano. Unas granjas agrícolas con aspecto empobrecido se asoman a la carretera mientras, por nuestra derecha, el mar carcome los pequeños acantilados sin formar siquiera una mínima playa. Un tanto desilusionados por la visión, tan alejada de la poesía publicitaria al uso, continuamos nuestra ruta hacia tierras más acogedoras.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">La provincia de Acaya que recorremos, debe su nombre a Aqueo, un hijo de Lápato, rey peloponeso que repartió su reino entre los dos hijos que tenía. Tocóle a Aqueo esta parte Norte, mientras que a Lacón, el otro hijo, le correspondió la región Sur, región que tomó su nombre y pasó a llamarse Laconia.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">Pasado Kato, la carretera se aleja de la costa dejando entremedias una pequeña y fértil llanura y se aproxima a la mítica cadena montañosa que lleva el nombre de Erimantos, el hijo de Apolo al que Afrodita había cegado por haberla sorprendido con Adonis en el baño. El paisaje sigue siendo monótono y el tráfico va disminuyendo. Es momento de recordar aquel famoso jabalí: </div><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Como es sabido, Heracles había cometido un aborrecible asesinato por lo que recurrió al consejo del oráculo de Delfos en busca de la paz interior. Y por recomendación de éste, Heracles hubo de ponerse al servicio del rey Euristeo de Tirinto quien, pretendiendo deshacerse de él, le encargó doce difíciles trabajos. Uno de estos trabajos, probablemente el tercero, consistió en cazar un enorme jabalí que vivía en estas montañas del Erimanto y llevárselo vivo a Euristeo. El jabalí, dotado de unos inmensos colmillos, era sumamente peligroso por lo que Heracles, en vez de atacarlo directamente, lo persiguió durante días y días con el objetivo de agotarlo. En la larga persecución, lo empujó hacia las altas cumbres donde la nieve hacía más difícil la carrera y allí, ya totalmente debilitado, el héroe saltó sobre el lomo del animal, lo dominó y apresó. Heracles, después de atarlo con cadenas, partió hacia su tierra y llegó a Micenas con el jabalí a hombros: ¡había que ver a Euristeo asustado escondido en un caldero de bronce...!, tal era el terror que le producía el animal.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-23250845245087174682010-04-25T22:19:00.003+01:002010-06-28T16:31:47.064+01:00Camino de Olimpia: El Peloponeso<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgy18UB-vfIclqbJKubsWeseJBl4fezNwISZKIZnedsC1gbwSKxasYA1lvIAc3BFbAXslhaAxCeCUaAuRJGzky7HMN8gjU0QwrTQtles99ENfzWHB_qRaX37iWn-X2ePUc7bpPY8HSSmbE/s1600/Rio+Antirio+Bridge.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgy18UB-vfIclqbJKubsWeseJBl4fezNwISZKIZnedsC1gbwSKxasYA1lvIAc3BFbAXslhaAxCeCUaAuRJGzky7HMN8gjU0QwrTQtles99ENfzWHB_qRaX37iWn-X2ePUc7bpPY8HSSmbE/s400/Rio+Antirio+Bridge.jpg" tt="true" width="400" /></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Hoy, un moderno puente sustituye al transbordador</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">La barcaza que cruza el estrecho, entre el golfo de Patras y el de Corinto, acaba de dejarnos en la Morea(1), como la llamaron los cruzados, o Pelasgia(2), como la llamaban los griegos predorios, o Peloponeso (isla de Pelope) como es más conocida actualmente. Sin embargo, y a pesar del nombre, el Peloponeso no fue una auténtica isla hasta hace bien poco, hasta que, con la excavación del canal corintio, se rompió el nexo que la mantenía unida al continente.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgArq2n14BPGRbFG0ZkI3GGRmMzsyGt-swgiyP8t53MV78xo0bGjCiY8yYtg2MAV9nZNJdWLqgmcsEtoGnHQI8bcJukFCQGR_fzSrYy_HxnNMOedfo_TKrK-MzJ2zkFIy0VomSkirUI5ko/s1600/P%C3%A9lope.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgArq2n14BPGRbFG0ZkI3GGRmMzsyGt-swgiyP8t53MV78xo0bGjCiY8yYtg2MAV9nZNJdWLqgmcsEtoGnHQI8bcJukFCQGR_fzSrYy_HxnNMOedfo_TKrK-MzJ2zkFIy0VomSkirUI5ko/s400/P%C3%A9lope.jpg" tt="true" width="400" /></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Pélope era hijo del frigio <strong>Tántalo</strong>, un humano tan amigo de los dioses que era invitado de continuo a sus suntuosos banquetes. Pero Tántalo, después de haber robado néctar y ambrosía de las despensas del Olimpo, quiso hacerse perdonar por los inmortales mediante la celebración de un fastuoso banquete al que los invitó a todos. Las deidades aceptaron gustosas la invitación, deseosas como estaban de zanjar el enojoso incidente, pero Tántalo, en su afán por agradar, no se le ocurrió sino servirles un sabroso guiso cocinado con la carne de su propio hijo <strong>Pélope</strong>.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">La omnisciencia de los dioses hizo que se dieran cuenta del tipo de vianda que se les servía y que la rehusaron de inmediato, todos menos <strong>Deméter</strong> quien, abstraída por el dolor de la pérdida de su hija <strong>Perséfone</strong>, comió inadvertidamente de la carne de la paletilla izquierda. El enfado de los dioses fue monumental e impusieron a Tántalo un castigo ejemplar: hoy yace en lo más profundo del <strong>Tártaro</strong>, inmerso en agua hasta la cintura y rodeado de espléndidos árboles frutales, pero sin que pueda aplacar su sed ni saciar su hambre pues, en cuanto lo intenta, la tierra absorbe el agua que lo rodea y el viento retira las ramas cargadas de olorosa fruta.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">En cuanto al desdichado Pélope, sus trozos fueron recogidos con cuidado y hervidos nuevamente en una caldera de regeneración; pero su paletilla izquierda, la que Deméter había comido inconscientemente, tuvo que ser sustituida por otra equivalente fabricada de marfil. De esta manera, Pélope pudo renacer tan hermoso y radiante que <strong>Poseidón</strong>, nada más verlo, se enamoró locamente de él, lo colmó de regalos (entre ellos unos maravillosos caballos) y lo llevó consigo al Olimpo.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpcnwvHBkudGa-t40pFnzAhVqzrfMxP2n_iElDIS_APGL-fhNQHx_dnLbAEIOCAQLOj6a_5L12iwCrfzISLOCvViGvxWAkf3rGWhRPY-Xzf2qirpbGSxQG1kn81PDLltkwVC5CCG84J7E/s1600/Peloponeso.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpcnwvHBkudGa-t40pFnzAhVqzrfMxP2n_iElDIS_APGL-fhNQHx_dnLbAEIOCAQLOj6a_5L12iwCrfzISLOCvViGvxWAkf3rGWhRPY-Xzf2qirpbGSxQG1kn81PDLltkwVC5CCG84J7E/s400/Peloponeso.bmp" tt="true" width="368" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;">Dado que el pequeño puerto de <strong>Río</strong>, por el que hemos entrado en el Peloponeso, es, como casi todos los puertos del mundo, feo y enervante, salimos sin dilación hacia la carretera principal que ha de llevarnos hacia el Sur. Tampoco nos detenemos en <strong>Patras</strong>, una ciudad moderna sin especial interés (guía <em>dixit</em>) pues deseamos llegar cuanto antes a una zona en que poder sentir esas sensaciones que los folletos turísticos nos describen:</span> </div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span> </div><div style="text-align: justify;"><em><span style="color: #134f5c;">Tierra peloponesa. Imágenes y música. Olores del mar, de la montaña, de la vendimia, de aceitunas y cítricos. Lugar mágico en el que cada rincón trae a la memoria algún mito. Ciudades, villas, balnearios. Centros importantes desde la antigüedad hasta la actualidad. Pueblos encajados en las rocas grises, en las rudas piedras, al lado de hostiles "aspalatos". Pueblos junto al mar. El mar infinito. Gentes vivaces, hospitalarias, orgullosas y altivas. (Folleto OTE).</span></em> </div><div style="text-align: justify;">_______________ </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c; font-size: x-small;">1.- La llamaron Morea por su forma similar a una hoja de morera, aunque, en realidad, más parece una mano con sus dedos extendidos.</span> </div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c; font-size: x-small;">2.- En honor de Pelasgo, su rey mítico.</span></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-76172568010627940832010-04-11T14:59:00.001+01:002010-04-11T14:59:42.369+01:00El jabalí de Calidón<div style="text-align: justify;"><span style="color: white;">-</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJEydqqrCs9YkV5m3GpXLlL9mL1IVDROti6zwTecJ01C-VSlM5bQA4FDj308Yp9ow3L89d_U7kC_Czyxm9ajg50gzmfS4iYKlYnL_78ru0QgGGHzNpwxdb-zI98kISPl5wTDHTiBDVW7s/s1600/Calidon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJEydqqrCs9YkV5m3GpXLlL9mL1IVDROti6zwTecJ01C-VSlM5bQA4FDj308Yp9ow3L89d_U7kC_Czyxm9ajg50gzmfS4iYKlYnL_78ru0QgGGHzNpwxdb-zI98kISPl5wTDHTiBDVW7s/s400/Calidon.jpg" width="400" wt="true" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">La caza del jabalí. Sarcófago romano.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">De las ciudades míticas, <strong>Calidón</strong> fue una de las más conocidas e importantes. Pero hoy, de Calidón no queda nada, sólo un nombre perdido, entre otros miles, en los mapas de carreteras detallados; en los otros, ni eso. Y si embargo, por aquí pasaron muchos, muchos héroes helenos.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Calidón, la famosa ciudad etolia, debe su nombre a Calidón, el hijo de <strong>Etolo</strong>, quien había conquistado estas tierras al vencer a los brutales dorios. Entre sus descendientes se encuentra Eneo quien se hizo tristemente famoso al olvidarse de hacer los sacrificios debidos a la diosa Artemisa y enviar ésta, como castigo, un terrible jabalí que arrasaba las tierras y diezmaba los rebaños. La situación se hizo insostenible por lo que Eneo despachó heraldos a todas las partes de Grecia para que invitaran a lo guerreros más valientes a una cacería singular que pudiera librarles del gigantesco animal.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWJDXF5rT-zInz5iSv3v9tURiOtg8NPrwG0OyKgi0lBgkLN33svjO1oTGbWq_T2xAChlxA7kDLsLdpJVr6uLzRWlro-YtWdXQIU98F6RipbrhRWPk9fjxJkAhIXpfiLmf5f8U3UAShpUI/s1600/La+caza+del+jabal%C3%AD..jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="162" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWJDXF5rT-zInz5iSv3v9tURiOtg8NPrwG0OyKgi0lBgkLN33svjO1oTGbWq_T2xAChlxA7kDLsLdpJVr6uLzRWlro-YtWdXQIU98F6RipbrhRWPk9fjxJkAhIXpfiLmf5f8U3UAShpUI/s400/La+caza+del+jabal%C3%AD..jpg" width="400" wt="true" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
<span style="color: #134f5c;">Entre los héroes que respondieron a la invitación destacaban los hermanos <strong>Cástor</strong> y <strong>Polideuces</strong> de Esparta; <strong>Teseo</strong> de Atenas; <strong>Jasón</strong> el Argonauta de Yolco; <strong>Néstor</strong> Nelida de Pilos; <strong>Ificles</strong>, el hermano de Heracles, de Tebas; <strong>Peleo</strong>, el padre de Aquiles, de Ftia; <strong>Anfiarao</strong> de Argos; <strong>Telamón</strong>, padre de <strong>Ayax</strong> el grande, de Salamina; <strong>Ceneo</strong> de Magnesia; los hermanos <strong>Idas</strong> y <strong>Linceo</strong> de Mesenia y <strong>Anceo</strong> de Arcadia. A ellos se les sumó la casta <strong>Atalanta</strong>, la de los pies rápidos, criada por una osa en un monte próximo a Calidón, y <strong>Meleagro</strong>, hijo del propio Eneo. La caza prometía ser difícil y reñida dadas las rivalidades existentes entre los distintos participantes y el descontento de los hombres por tener que competir con una mujer, y así fue.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">El jabalí apareció de improviso y, sin tiempo para reaccionar, mató a dos de los cazadores y arremetió tan fuerte contra los demás que el valiente Néstor hubo de huir cobardemente subiéndose a un árbol. Los cazadores fueron arrojando sus lanzas sin éxito salvo Ificles que, al menos, consiguió rozar a la fiera. Tuvo que ser Atalanta, para disgusto de los varones, la que hiriera al animal con una flecha certera... pero éstos despreciaron la acción por considerar el uso del arco como propio de cobardes. Sin embargo, como la fiera ya estaba herida, Meleagro consiguió traspasarla con su lanza llevándose todos los honores...</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Pero lo cierto era que, durante la cacería, Meleagro se había enamorado de Atalanta por lo que desolló el jabalí y le ofreció la piel a ella diciendo: tú ya habías herido al animal y si lo hubiéramos dejado solo pronto habría muerto. Esto irritó a los presentes y especialmente a dos de sus tíos, hermanos de su madre, quienes, al renunciar Meleagro, se creían con derecho a los honores. La confrontación fue inevitable y, tras una cruenta batalla entre los partidarios de uno y otros, los hermanos de <strong>Altea</strong> (la madre de Meleagro) cayeron muertos por la espada de su sobrino.</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;"> Meleagro</span></span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqL4G8seMZBWicICFeYvgfAPdFdAVsr22Onmb6r9vYFDu8JYUn_3YILh_vyIHQgTfiC-5GNJV-md4qa7h284KfiETKW_lZNbad9D-SBfUSiHG7mDdhmcukhzO_PsQzEFXK_FnveH-efCk/s1600/meleagro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqL4G8seMZBWicICFeYvgfAPdFdAVsr22Onmb6r9vYFDu8JYUn_3YILh_vyIHQgTfiC-5GNJV-md4qa7h284KfiETKW_lZNbad9D-SBfUSiHG7mDdhmcukhzO_PsQzEFXK_FnveH-efCk/s200/meleagro.jpg" width="149" wt="true" /></a><span style="color: #134f5c;">Tiempo atrás, cuando Meleagro era aún pequeño, las <strong>Parcas</strong> se aparecieron a su madre Altea, la hermana de <strong>Leda</strong>, y le informaron que su hijo sólo viviría hasta que acabara de consumirse el último de los tizones que ardían en su hogar. En cuanto supo esto, tomó el mayor de los tizones, lo apagó con agua y lo ocultó para que, al no poder consumirse, la vida de su hijo no corriera peligro. Pero, ahora, después de la muerte de sus dos hermanos, Altea estaba furiosa y, aconsejada por las Furias, tomó el tizón que mantenía escondido y lo arrojó al fuego para que acabara de consumirse. Cuando esto hubo ocurrido, Meleagro sintió que se le quemaban las entrañas y se quedó sin fuerzas, de modo que sus enemigos lo vencieron fácilmente y lo mataron. Su madre, avergonzada por lo que había hecho, se ahorcó, y Atalanta, vuelta a su casa, hubo de enfrentarse con las pretensiones de su padre <strong>Yaso</strong> para que tomara marido...</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Yaso había abandonado a su hija Atalanta, nada más nacer ésta, en un monte próximo, con la pretensión de que muriera, pues él deseaba fervientemente tener un varón. Pero Artemisa protegió a la pequeña y envió una osa que la amamantó y cuidó. Ahora Atalanta regresaba a la casa paterna con la esperanza de reconciliarse, mas su padre, en cuanto la reconoció, se dirigió a ella y le exigió que tomara marido a lo que Atalanta se opuso por fidelidad a <strong>Artemisa</strong>. Ante la insistencia de su padre, y deseando no enemistarse más con él, decidió aceptar la propuesta con la condición de que todo pretendiente se enfrentara previamente con ella en una carrera pedestre y caso de vencer, ella aceptaría tomarlo como marido, pero, si vencía ella, él debería morir para pagar su osadía. Yaso aceptó la condición impuesta por su hija, y muchos fueron los adalides que pagaron con sus vidas el atrevimiento de enfrentarse a la de los pies ligeros, tantos que la noticia alcanzó los lugares más recónditos de Grecia llegando, incluso, a la remota Arcadia.</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">El arcadio <strong>Melanión</strong>, hijo de <strong>Anfidamante</strong>, pretendía también a la veloz hija de Yaso, mas, informado de la suerte de los que le habían precedido, decidió encomendarse a Afrodita, diosa a la que solía molestar la insolencia de quienes renunciaban voluntariamente al matrimonio. Y acertó, pues la diosa le escuchó con muestras de reprobar la negativa de Atalanta a tomar marido y, cuando él hubo terminado de hablar, ella tomó tres manzanas de oro y le dijo:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">- Toma, y acepta el desafío. Luego, durante la carrera, deja caer una tras otra las manzanas porque Atalanta, mujer al fin, no podrá resistirse a su belleza y se detendrá a recogerlas. Esa es tu oportunidad para vencer.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHFx-om7ZcRaIR4SXlALxPj31mfdsD2UR8RtETQeGwwZyZ7iJCwjVkHWRxjhPd1eTsyT19wkyK-0MRhbH-F_IzMWbdywMk6yRAmm-QrSxzwOZysQHYkS41YhbHL54HrEtkrLlRuxKLo7g/s1600/Atalanta.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHFx-om7ZcRaIR4SXlALxPj31mfdsD2UR8RtETQeGwwZyZ7iJCwjVkHWRxjhPd1eTsyT19wkyK-0MRhbH-F_IzMWbdywMk6yRAmm-QrSxzwOZysQHYkS41YhbHL54HrEtkrLlRuxKLo7g/s400/Atalanta.gif" width="400" wt="true" /></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: center;"><span style="color: #134f5c; font-size: x-small;">Atalanta recogiendo las manzanas</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Así lo hizo Melanión y, con tal estratagema, alcanzó la victoria. Pero la boda no les proporcionó la felicidad pues Artemisa, dolida por la infidelidad de Atalanta, les indujo a acostarse en el recinto de un templo dedicado al padre Zeus y éste, iracundo por tal profanación, convirtió a ambos en una pareja de leones.</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi59PIzNwVyvrUvL5E1PSLcQ8uLgyyjZdqo_hGw3aR9KK5OjCaYbJtHInn1omuvMe1efYJl71f-ymITu1e8YRbqx63OkGS5lnkRBZjWHi1WO19lKSmExhuM4ElhbwbEeWXWw5ENd9ZHm-s/s1600/Rio+Antirrio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi59PIzNwVyvrUvL5E1PSLcQ8uLgyyjZdqo_hGw3aR9KK5OjCaYbJtHInn1omuvMe1efYJl71f-ymITu1e8YRbqx63OkGS5lnkRBZjWHi1WO19lKSmExhuM4ElhbwbEeWXWw5ENd9ZHm-s/s400/Rio+Antirrio.jpg" width="400" wt="true" /></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">El puente Rio Antirrio</span></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">El repaso a los héroes calidonianos hizo que el recorrido hasta Antirrío se nos hiciera corto, muy corto. Así que el pequeño puerto del que parten los ferrys que hacen el transbordo hasta el Peloponeso se apareció ante nosotros por sorpresa y, sin darnos siquiera cuenta, estábamos inmersos en la enorme marabunta que se forma en Grecia a la hora de subir a cualquier barco. De todas partes llegaban vehículos que, al tener que ponerse en una sola fila, organizaban el correspondiente desorden. Por si fuera poco, mientras unos intentaban dar la vuelta a sus coches, para, entrando marcha atrás, poder luego salir con facilidad, otros avanzaba ansiosos impidiendo a los primeros completar su tarea. Es necesaria una buena dosis de paciencia para conseguir embarcar aunque, después de los numerosos insultos, todo el mundo sonríe de forma relajada. Y si el agua de las discusiones no llega al río, digamos que nosotros sí, nosotros en un santiamén pasamos de Antirrío a Río y, con bastante menos follón que al embarque, tomamos tierra en el Peloponeso.</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-65187104294490453952010-02-16T23:31:00.003+01:002010-04-25T22:29:29.289+01:00Héroes solidarios: Lordhos Vironos<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVU8Kx1hXo3WpMio2CZzzYHdtWbs-8eFFHzguQ4_VdBjrW1bcJdlr3lzmoiq27dCB2J2Wa2V1Felu2W7g2KJDSzRFzyhWZZ15H2U2KPX5LwHuGT16qGREbLwqCJDUB_ghhpyeBEdaOj8A/s1600-h/Lord_Byron_at_Missolonghi.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ct="true" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVU8Kx1hXo3WpMio2CZzzYHdtWbs-8eFFHzguQ4_VdBjrW1bcJdlr3lzmoiq27dCB2J2Wa2V1Felu2W7g2KJDSzRFzyhWZZ15H2U2KPX5LwHuGT16qGREbLwqCJDUB_ghhpyeBEdaOj8A/s400/Lord_Byron_at_Missolonghi.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">Lord Byron en Missolonghi, por Theodoros Vryzakis</span></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Messolongi es una ciudad fea. Se podrían decir más cosas de ella pero ninguna la convertiría en destino turístico. Y sin embargo, a Messolongi vienen turistas: son, somos, los buscadores de recuerdos, aquellos que venimos sólo porque sabemos que aquí murió un escritor que entregó románticamente su vida por un ideal, ese fue Byron.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">En Enero de 1824, procedente de Leucade, llegó aquí el insigne poeta con la idea de liderar el movimiento independentista y reconvertir Grecia en lo que había sido, una tierra de hombres libres y sabios. Los numerosos grupúsculos, más de bandoleros que de soldados, formaban lo que debería ser su tropa: unos 5000 hombres. Entre ellos no había camaradería sino rivalidad, ni había disciplina sino un individualismo rebelde que hacía ingente la tarea de formar un ejército con tales materiales. Pero Byron, inasequible al desaliento, se aplicó a ello con todas sus fuerzas. Meses de paciente entrenamiento, de continuo suministro de dinero a unos jefecillos que pedían más y más, de gestiones para conseguir ayudas militares y económicas acabaron con su salud. Y Byron parecía enojado, incluso algo decepcionado:</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><em><span style="color: #134f5c;">Cuando renazcan con sus virtudes los austeros espartanos,</span></em></div><div style="text-align: center;"><em><span style="color: #134f5c;"></span></em></div><div style="text-align: center;"><em><span style="color: #134f5c;">cuando surja de Tebas otro Epaminondas,</span></em></div><div style="text-align: center;"><em><span style="color: #134f5c;">cuando Atenas pueda citar de nuevo corazones dignos de sus antiguos héroes,</span></em></div><div style="text-align: center;"><em><span style="color: #134f5c;">cuando las mujeres griegas den a luz hombres,</span></em></div><div style="text-align: center;"><em><span style="color: #134f5c;">entonces, y sólo entonces, Grecia será libre...</span></em></div><div style="text-align: right;"><span style="color: #134f5c; font-size: x-small;">Lord Byron. Peregrinaje de Childe Harold.</span></div><div align="left" style="text-align: center;"><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9o37vG9aXcZUe8zA2VggC1bRRL5whj3fYb87vSUamsTRo2AuOotAHbpJzF1piv05T833PNrDnqptwnEcGoXMzg7LgkXxe1rAg5-FuM12sh4QQVOuMLpZBlO_Sb6EoEdq4PWd74_ScANI/s1600-h/lord+byron.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; cssfloat: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" ct="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9o37vG9aXcZUe8zA2VggC1bRRL5whj3fYb87vSUamsTRo2AuOotAHbpJzF1piv05T833PNrDnqptwnEcGoXMzg7LgkXxe1rAg5-FuM12sh4QQVOuMLpZBlO_Sb6EoEdq4PWd74_ScANI/s320/lord+byron.jpg" /></a></div></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Pero unas fiebres oportunas le permitieron, un buen día, hacer su mayor aportación a la causa de la independencia griega: ¡morirse! Byron había entregado su fortuna y su vida por una Grecia libre. La noticia llegó a las distintos grupos de filohelenos existentes en los países europeos como un aldabonazo a sus conciencias. La opinión pública se movilizó y, dos años más tarde, cuando Messolongi volvió a caer en manos turcas, las armadas de las tres potencias militares del momento (Rusia, Gran Bretaña y Francia ) se acercaron al Peloponeso. Como la pólvora estaba cargada, una chispa insignificante provocó la batalla de Navarino y la flota turca fue exterminada. El camino para la liberación quedaba expedito.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Probablemente Byron no hubiera sido un buen comandante militar o, al menos, eso cabe deducir de su falta de formación; tampoco era fácil llevar a sus desarrapados a la victoria, pero, con su muerte, lo consiguió todo. Nunca una muerte supuso tal victoria. Hoy, en toda ciudad griega, la calle principal tiene un nombre conocido: Vironos, Lordhos Vironos, el nombre de Byron helenizado. </span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-59339091444040935112010-01-30T19:17:00.003+01:002010-04-25T22:28:57.372+01:00Héroes solidarios: El manco de Lepanto<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxTXGWAUJdcHLDUUpTSZ_FlGzg_qXcQ7pxfzYJbUK7Kze25zOX7HG4ngxOGZ8Z42XdLzZeRDO1gxrQ69fpX_W02k1bNzYVxZWqc1gQKBMTZOygqBU9Tyx_VzKuB1eZL-Y-Pm6VYdzwgfY/s1600-h/lepanto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="292" kt="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxTXGWAUJdcHLDUUpTSZ_FlGzg_qXcQ7pxfzYJbUK7Kze25zOX7HG4ngxOGZ8Z42XdLzZeRDO1gxrQ69fpX_W02k1bNzYVxZWqc1gQKBMTZOygqBU9Tyx_VzKuB1eZL-Y-Pm6VYdzwgfY/s400/lepanto.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El domingo 7 de Octubre de 1571 tuvo lugar el enfrentamiento entre las armadas turca y cristiana en el golfo de Patras, frente a la punta Escrofa y no lejos de la isla Oxia ni de la desembocadura del Aqueloo. Las tropas aliadas, provenientes de Cefalonia, avanzaban al encuentro de las musulmanas que, muy de mañana, habían partido de Naupakto (la medieval Lepanto), y esperaban en orden de combate.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mandaba las 209 naves de la escuadra cristiana Don Juán de Austria, <em>un mozo de veinticuatro años, guapo, apuesto, de ojos azules, y tan atlético que podía nadar con la armadura puesta(1)</em>. Don Juán, a pesar de la edad, ya tenía cierto prestigio militar, pues había participado en la reciente guerra de las Alpujarras donde había combatido valientemente. No obstante, el Rey Prudente, haciendo honor a tal apelativo, puso a su lado a militares de gran prestigio como Luis de Requesens o Alvaro de Bazán. En frente, y con viento a favor, la escuadra de Selim II a cuyo mando estaba el famoso Alí Pachá, con sus 275 naves, sus 750 cañones y sus 34.000 jenízaros. Según el propio Cervantes <em>todas las naciones creían que los turcos eran invencibles por la mar</em>.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">No, como vimos, no nos fue fácil llegar a la punta Escrofa (es más, ni siquiera estamos muy seguros de haber llegado finalmente a esa o a otra punta...) pues no existe más que un estrecho y difícil camino que lleva hacia el mar. Pero, una vez allí, cuando contemplas el rizado mar azul y te imaginas aquel siete de Octubre, sientes que ha valido la pena.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mariló toma su permanente vídeo y Pablo, en plan locutor televisivo, se coloca delante del inmenso telón azul marino y se prepara para contarnos la batalla. Carraspea, ensaya un par de veces y recibe los últimos consejos. Al fin, todo listo y... ¡acción!</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Detrás de mi está el llamado golfo de Lepanto, que también podría llamarse golfo de Patrás. La armada aliada había salido muy temprano de Cefalonia y, con viento en contra, apareció por allí, por mi izquierda. La armada turca se había aprovisionado en Lepanto y, a favor de viento, apareció por allí, por mi derecha, encontrándose por sorpresa con los cristianos. Ambos ejércitos formaban de manera parecida: tres cuerpos principales alineados y enfrentados, y un cuerpo de reserva. Los aliados incorporaban también unas pesadas galeazas que eran como fortalezas flotantes llenas de cañones pero totalmente inmanejables: tenían la ventaja de poder disparar en cualquier dirección y su misión principal era la de romper el orden de batalla de la escuadra enemiga.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK9FAGrzj5wvsN9QxKhIxHPo80sSsk0ddxBphTjCj3nC5dWYblZFkN2Za1Ov3qEPKrCzMMHsoJI5rcpzq8rrDChpjIUwjH51-P422fRUvWmG8cbk4WOFRmbso1gHJ6G7_OUL_fbDiCp6Q/s1600-h/Lepanto+Ariel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" kt="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK9FAGrzj5wvsN9QxKhIxHPo80sSsk0ddxBphTjCj3nC5dWYblZFkN2Za1Ov3qEPKrCzMMHsoJI5rcpzq8rrDChpjIUwjH51-P422fRUvWmG8cbk4WOFRmbso1gHJ6G7_OUL_fbDiCp6Q/s400/Lepanto+Ariel.jpg" width="267" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Serían las diez de la mañana cuando ambas escuadras se avistaron. El ala Norte turca, la más próxima a nosotros, se desplazó aquí, hacia la costa y, ayudada por el viento a favor, intentó colarse por esta zona de poco calado con el fin de envolver a los cristianos. Pero Barbariego, que mandaba el ala, reaccionó con prontitud y les bloqueó el paso, quedando los turcos inmovilizados frente a la costa. A su vez, el ala Sur turca intentó un movimiento simétrico al realizado por el ala Norte y con la misma finalidad. También el resultado fue el mismo: el ala cristiana mandada por Andrea Doria hizo un movimiento equivalente y cortó el paso al ala Sur turca. A su vez, en el centro, las galeazas, impulsadas por un viento que ahora había rolado al Sudoeste, pronto se cruzaron con los navíos turcos sin producirles demasiados daños pero obligándoles a descomponer el orden de combate. Finalmente, los dos cuerpos centrales, mandados respectivamente por Don Juán de Austria y Alí Pachá, se encontraron sin que, en principio, existiera una clara superioridad de uno u otro bando.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Fue hacia las once de la mañana cuando la escuadra cristiana de reserva, mandada por Álvaro de Bazán, entra en apoyo del ala central y comienzan a decidir la batalla. Mientras, el ala Sur, cumplida su misión de impedir que los turcos hicieran la maniobra de envolvimiento, se aproximaron también hacia el centro. Hacia las doce la suerte de la batalla parecía decidida: el ala Norte y parte de las naves centrales turcas se daban media vuelta y huían mientras el resto, en una buena maniobra, logran cruzarse con las aliadas y huir hacia el Oeste, por allí, hacia Cefalonia. Era poco más de mediodía y todo había terminado...</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">En la batalla de Lepanto participó el genio de las letras Don Miguel de Cervantes, quedando inútil de su mano izquierda (¡menos mal que fue la izquierda!). El día de la batalla yacía en la enfermería aquejado de malaria, pero, a la hora del combate, subió valientemente a cubierta diciendo que <em>más quería morir peleando por Dios e por su rey que no meterse so cubierta</em>. Dos arcabuzazos le hirieron en el pecho y en su mano izquierda, dejándosela inútil y encogida, <em>herida que puede parecer fea, pero que él tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los siglos(2).</em></span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRuOupxaCAetZ8sbRIODi5q-cyQTfM2a5ctIrCMN85BixfpR_nUv9m0SnqrUO2BDAbQAnebo1TDZByGA-MXTaItsfrWIFwfoTgWHqwfQ_VVHEk4NA7JjTYotfYa_9KHnq47FCW0ow22fI/s1600-h/Lepanto+2.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" kt="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRuOupxaCAetZ8sbRIODi5q-cyQTfM2a5ctIrCMN85BixfpR_nUv9m0SnqrUO2BDAbQAnebo1TDZByGA-MXTaItsfrWIFwfoTgWHqwfQ_VVHEk4NA7JjTYotfYa_9KHnq47FCW0ow22fI/s400/Lepanto+2.gif" width="257" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y regresamos a la carretera secundaria que, por <strong>Etolikón</strong> (un bello pueblo medieval con algo de turismo), debía llevarnos a una ciudad anodina pero convertida en símbolo de la independencia helena. Por el camino, los comentarios, los análisis y, otra vez, los consejos:</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">- Sí, te salió muy bien. Pero tienes que corregir lo de girarte al señalar: cuando miras hacia otro lado no puedo gravar el sonido, sólo puedes mirar cuando no estás hablando....</div>- Pues hazlo tú, ya que lo haces tan bien...<br />
- No, hombre no, no es eso. Lo haces muy bien, pero todo se puede mejorar...<br />
<div style="text-align: justify;">__________</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">1.- Grandes batallas. Juán Eslava Galán. Planeta.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">2.- Cita tomada de Grandes batallas. Juán Eslava Galán. Planeta.</span></div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-411873673419644528.post-8064044748660827252010-01-10T13:56:00.007+01:002010-01-10T14:34:07.890+01:00El Aqueloo<span style="color: white;">-</span><br />
<div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga1th0b7sPi0h1WwOukcqXl52VY235pcFtG299t3GtKADzQdndbAbhrBMDa7vLjyTX-c0vOIl8Dh-JHJYPmghokqfLT0-6VcL64pYRy19nun9KaEbxvA31IgfWlkbgDEygPyjG_M9Avag/s1600-h/El+Aqueloo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ps="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga1th0b7sPi0h1WwOukcqXl52VY235pcFtG299t3GtKADzQdndbAbhrBMDa7vLjyTX-c0vOIl8Dh-JHJYPmghokqfLT0-6VcL64pYRy19nun9KaEbxvA31IgfWlkbgDEygPyjG_M9Avag/s640/El+Aqueloo.jpg" /></a><br />
</div><div style="text-align: justify;">El río Aqueloo aparece ante nosotros de forma inesperada. Un moderno puente de hormigón armado sobrevuela el amplio cauce de aguas turbias y nos traslada al otro lado, a la provincia de Acarnania. Allí, junto a la orilla, nos detenemos para observar el tranquilo discurrir de este poderoso dios-río, para sentir su imponente majestuosidad y para transportarnos a aquellos tiempos en que la imaginación popular le hacía centro de numerosos mitos.<br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCz29Qto6ahzmdrpz_osXrcxOJ0ARlJ7VnV1IvK8N3MXzH1MeElW-ufm56xcBRCSkYP52fIyjt_vgX_jana5tZYzaR161dEWEAX89YlfrvyBOrcFe8l_7Vzsgsxi08KYdBAd6G7xuXkDU/s1600-h/El+dios+r%C3%ADo+Achelloos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ps="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCz29Qto6ahzmdrpz_osXrcxOJ0ARlJ7VnV1IvK8N3MXzH1MeElW-ufm56xcBRCSkYP52fIyjt_vgX_jana5tZYzaR161dEWEAX89YlfrvyBOrcFe8l_7Vzsgsxi08KYdBAd6G7xuXkDU/s400/El+dios+r%C3%ADo+Achelloos.jpg" /></a><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Como parece lógico, aunque no haya coincidencia entre las distintas versiones existentes, el dios-río Aqueloo debía ser hijo de Océano y de Tetis, y era famoso y temido en toda Grecia hasta el punto de que el oráculo de <strong>Dodona</strong> recomendaba a todas sus visitantes que realizaran la primera ofrenda siempre a ese dios. Y, ciertamente, en todas partes se juraba en su nombre. Sus aventuras fueron numerosas, pero, dada nuestra proximidad a <strong>Calidón</strong>, nos detendremos sólo en la que le relaciona con Deyanira, la hija de Eneo, el rey de la localidad citada.</span><span style="color: #134f5c;"><br />
</span><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguU2edPkd98MXrzVm104YbgqdhCLrMG2vnGU_3RVe1ueb33Cgi1EInRO7GjXzvyVAL8MSUpAq2l1KArp3gNKa0Gt5_oFPTzcxJLOwPd5w5NALjxcTLawv_CBOg5QYDoQRjRJ92vazdMYA/s1600-h/El+rapto+de+Deyanira.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ps="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguU2edPkd98MXrzVm104YbgqdhCLrMG2vnGU_3RVe1ueb33Cgi1EInRO7GjXzvyVAL8MSUpAq2l1KArp3gNKa0Gt5_oFPTzcxJLOwPd5w5NALjxcTLawv_CBOg5QYDoQRjRJ92vazdMYA/s640/El+rapto+de+Deyanira.jpg" /></a><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: center;"><span style="color: #45818e; font-size: x-small;">El rapto de Deyanira, de Guido Reni</span><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: center;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><strong>Deyanira</strong> debía ser muy hermosa por lo que Aqueloo no tardó en enamorarse de ella. Sin embargo, Meleagro (véase más adelante), el fallecido hermano de la muchacha, con ocasión de la visita de <strong>Heracles</strong> al Erebo, había pedido a éste que desposara a su hermana, y el héroe se había comprometido a ello. Así que la lucha entre los dos pretendientes era inevitable. Inevitable y terrible: Aqueloo se transformó sucesivamente en serpiente y en toro, pero, ni así consiguió vencer al hijo de <strong>Alcmena</strong>. Es más, en un momento de la lucha, Heracles le asió de uno de los cuernos y se lo arrancó de cuajo. Al final, el dios-río tuvo que abandonar sus pretensiones sobre Deyanira y la joven pudo casarse con Heracles lo que, como es sabido (véase "Así combatiremos a la sombra"), causó la trágica muerte del héroe.</span><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Y dicen, aunque quizá no sea verdad, que el cuerno de Aqueloo, relleno de toda clase de frutos por las ninfas del río, se convirtió en la famosa cornucopia o cuerno de la abundancia. Pero, decíamos que no debía ser verdad porque la auténtica cornucopia parece haber sido el cuerno de la cabra <strong>Amaltea</strong>, la que amamantó al <strong>Zeus</strong> niño, y no éste del río Aqueloo.</span> <br />
</div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgprxvbe54yBUfWlpJPWwyKjRS4Wdl4AGN53lr88Vol_0ZQ5L0Q2IoCICdsUn8vKtmoyF3g9GKyxJQB8JUoAAtYW7rWTGU3h6O8A0pTTZdASSZMHa5FDm8qCbCZcVay1sdmHGGe9ByXU2I/s1600-h/Cornucopia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ps="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgprxvbe54yBUfWlpJPWwyKjRS4Wdl4AGN53lr88Vol_0ZQ5L0Q2IoCICdsUn8vKtmoyF3g9GKyxJQB8JUoAAtYW7rWTGU3h6O8A0pTTZdASSZMHa5FDm8qCbCZcVay1sdmHGGe9ByXU2I/s640/Cornucopia.jpg" /></a><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0c343d;">Y cuando terminamos la historia, vieja como el mundo, del triángulo amoroso entre Deyanira y sus dos pretendientes (que acabó, como era de esperar, con el enfrentamiento entre los dos enamorados), todavía nos entretenemos un rato bajo los umbrosos chopos de la orilla, charlando y recordando a los héroes míticos que conquistaron esta tierra.</span> <br />
</div><div style="text-align: justify;"> <br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"><strong>Alcmeón</strong>, uno de los epígonos que participaron en la toma de la ciudad de Tebas, había matado a su madre Erifile por haberle embaucado para que tomara parte en aquella cruel expedición (Alcmeón se enteró de que su madre le convenció tras haber sido sobornada con el famoso collar que había sido de <strong>Harmonía</strong>. Véase Cadmo y Harmonía, en Tebas). Como consecuencia del matricidio, fue perseguido por las Erinias y tuvo que huir hasta Psófide donde el rey Fegeo le purificó. En agradecimiento, Alcmeón se casó con su hija Arsínoe a quien regaló el célebre collar. Pero las Erinias continuaron persiguiéndolo, por lo que, abandonando Psófide, huyó hasta Tesprotia; y como allí fue rechazado tuvo que cruzar el Aqueloo para establecerse aquí, en su orilla oriental, en Acarnania. Luego se casó con <strong>Calírroe</strong>, hermana de las ninfas <strong>Castalia</strong> (véase la fuente Castalia en Delfos) y <strong>Pirene</strong> (véase la fuente Pirene en Corinto), todas ellas hijas de Aqueloo, el dios-río.</span> <br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;">Pero, a petición de su nueva esposa Calírroe, Alcmeón pretendió recuperar de su anterior mujer el insigne collar; ello molestó a Fegeo quien, con la ayuda de sus hijos, mató a Alcmeón. Calírroe, ahora sola y con dos hijos pequeños (llamados Acarnán y Anfótero) y deseando vengar la muerte de su marido, pidió a Zeus que los niños se hicieran adultos en una sola noche. El padre de los dioses, después de aprovechar la ocasión para hacerse amante de la solitaria ninfa, accedió a su deseo, y los niños se hicieron mayores de inmediato, declararon la guerra a Fegeo y mataron tanto a él como a sus descendientes.</span><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEQF0U9eoofJnTQUfMeFUbPI1IZ59KuZXF5v87UkkidYS7sFF_mA8rTz2YsU6T0QLBCpgJkPHd6mWlKfviXsVFm-HXDkJZPfCAdnZqjc_a2S-NU2w0Yol46oiA99FftfVVKPdxH56Y_k4/s1600-h/Eriphyle.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ps="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEQF0U9eoofJnTQUfMeFUbPI1IZ59KuZXF5v87UkkidYS7sFF_mA8rTz2YsU6T0QLBCpgJkPHd6mWlKfviXsVFm-HXDkJZPfCAdnZqjc_a2S-NU2w0Yol46oiA99FftfVVKPdxH56Y_k4/s320/Eriphyle.jpg" /></a><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: white;">-</span><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #134f5c;"></span><span style="color: #134f5c;">Años más tarde, <strong>Acarnán</strong>, el heredero de Alcmeón, deseando casarse con Hipodamía, la hija de Enomao, acudió a Pisa como pretendiente, y allí, al parecer, fue muerto por Enómao en una de sus sanguinarias carreras de carros (véase, más adelante, Pélope y Enomao). Pero, estas tierras bañadas por el Aqueloo todavía conservan el nombre de <strong>Acarnania</strong> en recuerdo del héroe.</span> <br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El puente sobre el Aqueloo está a unos pocos kilómetros de su desembocadura. Nosotros, queriendo acercarnos a la costa, tomamos el primer desvío que salía hacia la derecha, pero no llevaba a ninguna parte. Luego tomamos el segundo, y el tercero... ¡Cuántos esfuerzos para acercarnos de nuevo a la costa! Una y otra vez debíamos reandar lo andado, pues el camino se acababa o se volvía intransitable o retornaba al punto de partida. Pero queríamos llegar, teníamos que llegar a la punta <strong>Escrofa</strong>, a ese punto desde el que divisar las onduladas aguas sobre la que se desarrolló la mayor batalla que vieron los siglos.<br />
</div>JCThttp://www.blogger.com/profile/00873582128287449760noreply@blogger.com0