lunes, 14 de septiembre de 2009

La costa de Tesprotia

-

Pirro, rey del Epiro
--
El cámping de Platarias, situado a unos diez kilómetros de Igumenitsa, se extiende en terrazas sobre una empinada ladera que baja hasta una media luna de blancos guijarros, a lo que llaman playa, y que lo separa del mar azul. A estas horas de la mañana muchos campistas, casi todos alemanes, se apresuran a recoger sus enseres para continuar un camino en el que Platarias sólo significó una estación. Nosotros, más dormilones que los centroeuropeos, los observamos desde la ventana de la autocaravana mientras damos cuenta de un desayuno frío de leche y cereales.
-
El mar, el hoy pacífico mar Jónico, aparece salpicado de grandes manchas, como un bello mosaico de colores en el que las teselas estuvieran formadas de vidrios verde esmeralda o azul turquesa, cuando no refulgente ámbar, como en la zona donde las pequeñas ondulaciones de la superficie reflejan los madrugadores rayos del sol. Estamos felices, aunque el ajetreo exterior nos intranquiliza un tanto.
-
- Venga, vámonos que ya no queda nadie...
- Sí, oye, parece que fuera más tarde. ¿Qué hora es?
- Las nueve y..., ¿las nueve? ¡No, las diez, las diez y veinte para ser más exactos! Es decir, las ocho y veinte en Canarias...
- ¡Ostrás, es verdad, que aquí van una hora adelantados! ¡Tenemos que poner los relojes en hora...!- Claro, por eso está todo el mundo ya revuelto. ¡Venga, vámonos!
- ¿Y no nos damos antes un baño?
- No. Seguro que habrá playas mejores a lo largo de la costa.
-
Y con rara unanimidad, asentimos todos, pagamos el cámping, llenamos los depósitos de agua y emprendemos camino por la carretera costera que separa la provincia de Tesprotia del ancho mar Jónico. Pablo, tras poner orden en sus papeles, comienza a informarnos sobre los orígenes del nombre.

Tesprotia debe su nombre a Tesproto, un emigrante arcadio que vino a estas tierras por razones que desconocemos. Sabemos, sin embargo, que era hijo de Licaón (aquel que ofreció a Zeus una comida confeccionada con la carne de sus propios hijos...) y nieto, por tanto, de Pelasgo. Aparece en la mitología acogiendo a Tiestes cuando éste ha de huir de Micenas perseguido por su hermano Atreo (quien, por cierto, le había servido una sopa de menudillos de la que Tiestes comió con deleite... hasta que le informaron que dicha sopa estaba hecha con la carne de sus propios hijos, asesinados por Atreo).

Pero estas tierras montañosas, pobres y agrestes, son más conocidas por el nombre de la región a la que pertenecen, el Epiro (¿quién no se acuerda de Pirro, rey del Epiro, terror de los romanos?) y está formada por las provincias de Ioannina, Artá, Preveza y Tesprotia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario